Tutorial de maquillaje para Halloween 'last minute': seis cosas que debes saber para no liarla
Si eres de esas personas que no se resiste a la noche de Halloween, seguro que ya tienes en la cabeza un disfraz lleno de sangre, cicatrices y colmillos postizos. Si no cuentas con un equipo de maquillaje profesional, es probable que no consigas el resultado esperado o que todo se haya ido al traste antes que termine la noche. Te contamos algunos trucos para conseguir los resultados que buscas y que el maquillaje te dure toda la noche.
Prepara la piel
Aunque este maquillaje sea una broma, maquillarse nunca es una broma y es necesario preparar la piel antes de empezar a colocar capas de color. Las reglas son las de siempre: limpia e hidrata la piel para evitar picores, para que el acabado sea uniforme y para que te sea más sencillo retirarlo todo cuando llegues a casa. Tras la crema hidratante utiliza una prebase, así ayudarás a fijar mejor el maquillaje y a evitar que se agriete. Este también es el momento de usar corrector, si lo necesitas, y la tienes el lienzo perfecto para empezar a dibujar.
El material necesario para el modelo elegido
A menos que seas super artista, es recomendable tener elegido un modelo en el que inspirarte antes de lanzarte a la aventura. También es fundamental tener preparado el material necesario, porque si tu modelo lleva la cara blanca y no cuentas con maquillaje blanco ya te has equivocado antes de empezar. Puedes realizar el maquillaje de Halloween con los productos que utilizas habitualmente, no es necesario contar con material profesional, pero como vas a desperdiciar bastante producto tira de lo más baratito que tengas por casa. En caso de que vayas a usar lápices de cera, es recomendable calentarlos unos segundos en el microondas para que sean más maleables.
Los fakes
No serán los extras de Heidi Klum, que tiene detrás a un equipo capaz de hacer casi magia, pero te quedará un maquillaje muy resultón si recurres a elementos como silicona líquida para crear una doble piel que se pueda rasgar, sangre falsa, algodón y papel tisú para inventar heridas, semillas para simular carne podrida, uñas postizas para hacerte colmillos, film transparente y cinta carrocera para crear una momia, lentillas de colores, purpurina, piedras, piezas metálicas… Aquí tienes que tirar de tu imaginación y de los miles de tutoriales que tienes a tu alcance.
Orden de aplicación del color
Por una cuestión de pura lógica, lo primero que hay que hacer es crear la máscara (con silicona o con cola y algodón o tisú) sobre la que realizarás el resto del maquillaje, o simplemente aplicar la base de maquillaje deseada. Luego hay que seguir un orden: empezar por los tonos más claros, continuar con los medios y terminar con los oscuros, a menos que sea necesario invertirlo, como es el caso de este maquillaje de Pilar Rubio. Para evitar que se mezclen unos colores con otros es recomendable ir sellando cada capa con un fijador de maquillaje y, aunque al terminar te parezca que llevas una careta, podrás aguantar horas sin que nada se mueva de su sitio.
Cómo corregir un error
Si te sales del patrón elegido no pasa nada, no es imprescindible que termines siendo un calco del modelo que te sirve de inspiración, pero si cometes un error garrafal corrígelo a tiempo o el resultado será un mamarracho. Si es un churrete grande, coge una esponjita, si es pequeño, un bastoncillo, imprégnalo en agua micelar y retira el exceso de producto a golpecitos, sin restregar demasiado; a continuación, aplica la base que has utilizado en la zona que has limpiado y continúa maquillando donde lo dejaste.
Antes de meterte en la cama
Tanto trabajo para que al llegar a casa tengas que deshacerte de todo... Pues sí, es FUNDAMENTAL que antes de acostarte hagas una limpieza profunda. Empieza por quitarte todo lo que hayas adherido a la piel. Continúa retirando el maquillaje, preferiblemente con agua y limpiador jabonoso, o con una toallita si te da pereza. Haz una segunda limpieza, esta vez con leche limpiadora y tónico o con agua micelar, hasta que el algodón salga limpio. Termina aplicándote una crema hidratante o tu tratamiento de noche habitual. Tu piel te lo va a agradecer. Y, ahora sí, a dormir.