Antes de empezar a caminar, los bebés comienzan a gatear. Esto suele suceder entre los seis y los diez meses, aunque sí que es cierto que habrá bebés que no se encuentren del todo a gusto a gatas y, otros, directamente, omiten esta etapa hasta que finalmente pueden caminar. Por eso, habrá que tener cierta paciencia y habrá que comprender que no todos los bebés siguen los mismos procesos de desarrollo. Para lograr el gateo será muy importante que el pequeño aprenda a controlar su equilibrio, a coordinar sus manos y sus pies y a fortalecer los músculos de sus piernas.

Por eso, no deberás preocuparte si el pequeño no gatea de forma convencional hasta llegada una etapa, ya que algunos pequeños desarrollan sus propias técnicas de gateo, como desplazarse sentado, doblando las piernas o deslizando su barriga con la ayuda de las extremidades. Sí que es cierto que, como padres, podréis desarrollar distintos estímulos para ayudar a que el pequeño comience a gatear. Aunque antes habrá tenido que aprender a sentarse sin apoyos y con la cabeza erguida.

Así, el niño aprenderá, de forma gradual, a pasar de la posición de sentado a la de gateo. Además, por lo general, cuando ya han cumplido el año suelen gatear perfectamente. Por tanto, lo único que les quedará será aprender a caminar. Será algo que aprenderán de forma progresiva y que cada niño desarrollará en un momento determinado de su vida. Por eso, como ya hemos comentado, habrá que tener paciencia.

Una de las mejores formas para estimular al niño a que gatee será colocando sus juguetes preferidos enfrente de él y alejados para que los busque. También, podrás colocar pequeños obstáculos a su paso, como almohadas, para que descubra cómo esquivarlos. Además, será muy importante evitar dejarles solos, ya que podrían necesitar la ayuda de su padre o de su madre. También, habrá que elegir un lugar libre de peligros para que gatee cómodamente. Por eso, habrá que prestar mucha atención si nos encontramos con escaleras cerca o habrá que cubrir enchufes donde pueda poner sus dedos.

Si tu bebé comienza a gatear observarás cómo comenzará con el llamado reflejo de paracaídas, que consiste en abrir los brazos como si quisiera agarrarse. Se trata de un mecanismo de defensa muy importante, ya que le ayudará a evitar golpes y caídas. Además, el gateo también será fundamental en el desarrollo psicomotor, ya que es el paso previo a la caminata. Por lo general, los pequeños comenzarán colocándose en posición de gateo y, luego, se moverán hacia delante o hacia detrás. Así, la faseo del gateo tendrá dos objetivos principales; agarrar aquellos objetos que llamen su atención y, también, aprender a pararse para subirse a algún mueble o tratar de dar los primeros pasos.

Es por eso que será muy importante que desarrolléis distintos juegos juntos en casa. Lo primero será darles un poco de apoyo a la hora de moverse. Para eso, cuando veas que se están arrastrando, coloca la planta de tu mano sobre sus pies, como un punto de apoyo y para fortalecer las piernas. También, podréis desarrollar el juego de la toalla, para el que tendréis que enrollar una sábana o manta y coloca al pequeño sobre ella, impulsándolo hacia delante y hacia atrás. Además, otro juego que le ayudará mucho será colocar un juguete al lado de tu pierna, para que el bebé pase por encima de ella.

En el ejercicio anterior además de un juguete se podrá añadir unas pequeñas barras, como cojines o mantas enrolladas para motivarle a que se mueva más. También, podrás buscar un juguete de muchos colores o luces y colocarlo a cierta distancia. Además, tendrás que evitar que lo agarre. Otro juego que será muy adecuado para ese momento será el ‘pilla pilla’, para el que te tendrás que poner en posición de gateo y pedirle que le atrapes, mientras te mueves de un lugar a otro. También, será muy bueno realizar pequeñas carreras donde lo dejes ganar. Eso sí, aprender a gatear no será el único reto al que se van a enfrentar, sino que también tendrán que descubrir cómo desenvolverse.

Los especialistas explican que no debemos presionar a los niños para que gateen, sino que debemos dejar que cada uno de ellos se desarrolle cuando pueda. Eso sí, al gatear ampliarán su campo visual y distinguirán las distintas dimensiones. Además, cabe destacar que cada niño es un mundo y que, por ello, su crecimiento será natural y espontáneo.