342 días sin estar en su programa y Ana Rosa Quintana tiene la sensación de no haberse ido nunca. Así lo ha expresado este lunes en su emocionante vuelta a las mañanas de Telecinco tras enfrentarse a un cáncer de mama que le forzó a abandonar la televisión para centrarse en su recuperación.
En esta ausencia, que tal y como ha asumido se le ha hecho más larga de la cuenta, se ha llevado más de una lección vital que ha querido compartir con su audiencia, a la que ha confesado que es un "milagro" que pueda estar de nuevo en sus pantallas.
Tras los nervios previos a su entrada a plató y una larguísima noche en la que le costó "conciliar el sueño", Ana Rosa se ha sentado con Joaquín Prat, Patricia Pardo y el resto de sus compañeros para compartir con ellos y con el público cómo ha vivido esta intensa lucha contra la enfermedad.
Para Quintana, que lleva trabajando desde que tiene "uso de razón" y que solo había estado fuera de la televisión en 2005, cuando fichó por Telecinco tras quedarse embarazada de sus mellizos, este reencuentro con el público ha sido un "volver a la vida".
En este tiempo enfrentándose al cáncer, "ver a gente era complicado por la pandemia, he estado muy metida en casa, en la familia y viendo a muy poca gente". De ahí que su vida se limitase a "estar muy bien para no perder ninguna sesión". "He hecho mucho deporte y he comido muy bien porque quería terminar cuanto antes", ha explicado.
En estos momentos, tras terminar con sus sesiones de quimioterapia y radioterapia, Ana Rosa Quintana ha asegurado encontrarse "fenomenal físicamente". Eso sí, también ha querido dejar claro que por el momento no está dada de alta. "He acabado el tratamiento, me encuentro estupendamente, pero podré decir que estoy dada de alta dentro de cinco o seis años", ha manifestado.
Su familia, concretamente su marido y sus hijos, han sido fundamentales para no sentirse sola en este duro proceso. "Mi marido ha venido a todas las sesiones conmigo. Un día no pudo, por una causa mayor, y vinieron mis amigas y mi hijo. Hay gente que va sola y que luego tiene que llegar a casa y tienen niños. Esta enfermedad, que afecta a toda la familia, a veces rompe parejas. Yo me siento muy afortunada", ha reivindicado.
Aunque su mensaje ha sido de optimismo, la presentadora de ese 'El programa de Ana Rosa' que estaba algo huérfano sin ella ha dejado claro que "no hay que echar las campanas al vuelo". En septiembre, con esa "bendita" vuelta a la rutina que para ella tuvo que esperar unas semanas más, "los chicos se van al colegio, a la universidad, Juan se va a trabajar y era todo raro".
La conclusión que ha pasado tras estos once meses y ocho días es que el cáncer "es una enfermedad muy dura, es como que si te retiran de tu vida, de la libertad". "Los humanos somos muy idiotas. Todos creemos que hemos aprendido muchísimo. Yo sé que mi vida tiene que cambiar, no puedo tener el ritmo que tenía antes. Mis médicos me han dejado incorporarme con el compromiso de que me voy a cuidar", ha reconocido.
Desde hoy, la periodista se ha prometido a sí misma y a los suyos que su vida "tiene que cambiar", que debe intentar eliminar el estrés de su día a día, "valorar más el tiempo libre y agradecer más". "Lo que me ha ocurrido es tan mágico. Que todos los días hayáis tenido una palabra, un recuerdo, mensajes del equipo y de personas que no me conocen... Me han hecho llegar todo tipo de oraciones, de estampitas, me mandaban música para animarme, libros... He sentido tanto apoyo y tanto cariño que solo puedo decir que qué suerte tengo".
Al verbalizar todo el apoyo que ha recibido, Ana Rosa Quintana no ha podido evitar emocionarse. "No quería llorar. Es muy fuerte, esta mañana está siendo muy fuerte. Menos mal que teníamos un programa muy cargado", ha dicho tratando de echarle humor a la situación. "Lloremos", ha invitado a sus compañeros. "Lo que nos hemos reído y lo que nos vamos a reír. Hay que reírse más".
Este lunes ha sido para ella "una mezcla de nostalgia, de miedo, de nervios, de emoción". "Desde que he entrado esta mañana a la redacción he sentido gratitud, de verdad. Yo no he hecho nada más que hacer mi trabajo, pero la respuesta ha sido tan brutal que dices: madre qué afortunada soy".