Las polémicas declaraciones de Tamara Falcó realizadas durante una conferencia en México, en las que vertió mensajes de odio contra el colectivo, sobre el que manifestó su estupefacción por el hecho de que "ahora esté tan bien visto" que existan "tantos tipos distintos de sexualidades, así como sitios donde puedes ejercer el mal", generaron un sentimiento de decepción en su íntimo amigo Boris Izaguirre, que quiso mostrar públicamente la decepción que sentía a golpe de artículo tras ser alentado por Jorge Javier Vázquez en Sálvame.
El escritor venezolano escribía una columna en El País en el que llegó a calificar su discurso de ‘homófobo’ –pese a que la marquesa de Griñón lo había negado-, pidió a la aristócrata que se retractara y que se alejara de las "malas compañías y la ideología odiosa que la rodea”. Unas duras acusaciones que, ahora, cuando ha pasado más de un mes de aquello, reconoce que “hubiera preferido no escribir”.
"Hice una rectificación porque ella explicó muy bien que se refería a otras cosas y no al ruido que se había generado”, comentaba a los compañeros que cubrían la alfombra roja de los VI Premios Woman. Aunque en su día no dudó en tacharla de homófoba, cuatro semanas después de publicar este artículo se retractaba, considerando sus propias palabras como injustas: "Es imposible que ella, con su educación, ni tanto paterna como materna, tenga una actitud de esa forma".
En cuanto a si se sintió presionado para atacar a su amiga tras el revuelo que generó este speech sobre la familia tradicional, Izaguirre fue bastante claro. "La verdad que a algunos amigos está bien decirles siempre que sí a todo. No creo que una regañina a un amigo tenga que convertirse en algo público, y de eso me arrepiento, de no haber tenido el arresto de llamarla por teléfono", comentaba con total honestidad, asegurando también que, tras su columna, tampoco hubo una conversación telefónica al respecto.
Este “malentendido” ha creado “una herida” que Boris no tiene, pero que cree que “ha provocado”, tal y como puedes ver en el siguiente vídeo:
“Personalmente me molesta muchísimo y tenemos que tranquilizarlo, yo el primero, porque con el tiempo podrá solucionarse ya que para mí Tamara es muy amiga y querida”, explicaba Boris, que ha visto crecer a la hija de Isabel Preysler desde que tiene 19 años. Por este motivo, y pese a que aún es muy reciente todo, Izaguirre cree que acabarán hablando las cosas.