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Pablo Motos ha sido intervenido de urgencia. Así lo ha contado él mismo a través de su perfil de Instagram, donde ha compartido una fotografía en la que le vemos de pie, en la habitación del hospital en el que le han operado, para compartir con sus más de dos millones de seguidores este inesperado revés de salud.
"Me he roto el 90% del tríceps y me han tenido que operar de urgencia", les ha contado en este mismo post. Un "susto" importante, como lo ha calificado, que no le ha hecho perder el sentido del humor.
"Al salir de la anestesia, sin saber muy bien dónde estaba, mi mujer me dijo que me pusiera de pie y me hizo esta foto. Ahora me llama 'Supermanco", ha dicho para darle una justificación a su estilismo hospitalario, en calzoncillos, sin camiseta y con una capa improvisada.
Cuando Pablo habla de su esposa se refiere a Laura Llopis, la mujer con la que comparte su vida desde hace más de 25 años y con la que trabaja en su programa de televisión, del que ella es productora. En él contará todos los detalles de esta precipitada intervención que es probable que le aparte temporalmente de sus compromisos delante de cámara.
No es la primera vez que Pablo Motos debe pasar por la sala de operaciones. El presentador, hace tres años, tenía que pasar por quirófano para solucionar unas molestias en su hombro, fruto de su afición al deporte. “Aún bajo los efectos de la sedación, el valenciano grababa un vídeo desde la habitación del hospital en el que anunciaba que se acababa de someter a esta intervención y que había salido dolorido ya que le habían “metido un tubo por la garganta”.
“Me han operado del supraespinoso. Liman el hueso de arriba, el acromio, te meten dos clavos en el hueso de abajo y cogen el tendón que se ha soltado y lo meten en el sitio. Los dos clavos llevan dos hilitos y te lo cosen todo y lo dejan muy bonito”, explicaba en su programa, el cual ha dejado de presentar únicamente en dos ocasiones y también por motivos de salud, al contagiarse de coronavirus.
Eso sí, su paso por la sala de operaciones no siempre ha salido con el resultado que se esperaba. Contaba a uno de sus invitados el motivo por el que de un tiempo a esta parte casi nunca se deja ver sin gafas. “Me operaron regular de la vista. Ya luego se me arregló, pero me dijeron que no me la quitase”, denunciaba indrectamente la mala praxis que se produjo en esa intervención que, afortunadamente, tuvo solución.
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