Cuatro años han pasado desde que Raquel Perera y Alejandro Sanz hicieron oficial su separación tras siete años de matrimonio y dos hijos en común (Dylan y Alma). Una relación que parecía acabar en buenos términos: “Nuestra familia está por encima de cualquier cosa, es diversa y bella como la vida y así permanecerá. El mundo cambia, nosotros también, siempre amorosamente”.
Una promesa de divorciarse de forma amistosa que se fue emborronando con el paso del tiempo. Los desacuerdos en los términos de su divorcio animaron a ambas partes a intercambiar diferentes demandas y solicitudes relacionadas con sus bienes y los dos niños. Una guerra judicial que llegó a su fin a finales de 2020 con un convenio que calificaron como “satisfactorio para ambas partes” y que llevó a la empresaria a dejar Miami para instalarse en Madrid. Raquel empezaba de cero en la capital en pos de que los niños disfrutasen con total flexibilidad de sus dos progenitores.
Cuatro años después, Raquel ha logrado que la herida ya “no sangre”. “Había apostado incondicionalmente por Alejandro, experimenté con él el amor en su máxima potencia y por eso el dolor fue grandísimo, pero si hubiera pretendido evitarlo, no habría existido un sentimiento así. Tras bajar a los infiernos, asumes que una relación se acaba y debes quedarte con lo bueno”, reflexionaba Perera en una reciente entrevista con los compañeros de ‘El Mundo’, a quienes aclaraba que en el divorcio no hizo exigencias económicas: “Solo le pedí que nos protegiera y nos cuidara, y ahora sí lo está haciendo”.
De hecho, tal y como comentó en este medio y en una reciente entrevista con la agencia Europa Press, la expareja no solo ha enterado el hacha de guerra, también ha logrado reconducir su relación y mantener una estrecha amistad. “Tengo una excelente relación con Alejandro, no solamente por los dos hijos que tenemos, sino porque nos apreciamos y así lo deseamos”, puntualiza Raquel, que también ha valorado la situación de su ex después de que este alarmara a sus seguidores al reconocer que está “triste y cansado” y que muchas veces “no quiero ni estar”.
La psicóloga, que está tratando de ayudar a su ex, cree que el artista “está bien” y está convencida de que su estado actual es fruto de su profesión.
“Cuando una persona tiene un impacto público tan extenso y de alguna manera confiesa el sentirse triste y cansado, insisto, son dos sensaciones que podemos sentir una noche donde estás cansado realmente y donde tienes una reflexión contigo mismo, te rodea el silencio y tienes un momento de introspección. Lo más importante de esto es aceptarlo y darte cuenta porque es la única manera de poner solución”, compartía su opinión la madre de sus dos hijos.
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