“Todo lo que hace el ser humano es para evadirse de este mundo”, dice la creadora de Barbie en la película sobre la popular muñeca, para justificar su obra. Un mundo que se muestra contradictorio hasta el paroxismo, igualmente injusto, desigualmente cruel, y que Barbie, su criatura, descubre por una carambola para enfrentarse a la verdad: no todo es color de rosa. O sí, pero el rosa quizás tenga más de un significado.
Algo de esa multiplicidad de sentidos que hay detrás de ese color, de la idea de belleza y de la muñeca que marcó a generaciones de niñas -y también a algunos niños- se ha visto en la alfombra “pink” de la premier de la película de 'Barbie' en Madrid, que tuvo lugar anoche en el Teatro CaixaBank Príncipe Pío. Divinity se coló en el evento de la mano de Clara Alonso, actriz e influencer argentina radicada en Madrid, para mostraros en exclusiva todos los detalles del estreno del verano en el vídeo que acompaña este artículo.
El dresscode era “rosa” y sí, hasta las hamburguesas tenían ese color. Pero en el fondo el objetivo era que todos y todas jugaran a ser Barbie por una noche. Hubo Barbies cow-girl, Barbies de gala, Barbies rockeras, Barbies punk, Barbies bailarinas, Barbies hipersensuales, mucho más de lo que la “estereotípica” Barbie osó ser jamás. También hubo algunos chicos vestidos de “Ken”, el icónico muñeco que nació para ser novio de Barbie, pero las verdaderas protagonistas de la noche fueron las drag queens que llevaron el personaje a lo más alto con unos estilismos de lo más elocuentes. El rosa también puede ser hardcore, grandilocuente, y puede ser un manifiesto porque el rosa también es político.
“A mí me hicieron bullying por jugar con muñecas”, reconocieron ante Clara Alonso algunos de los entrevistados en la pink carpet; otros contaron cómo hacían para jugar a escondidas con el juguete “femenino” por excelencia. “Yo lo que hacía era desnudar a Ken”, admitió Ricky Merino con el beneplácito de sus amigos que coincidieron: ellos hacían lo mismo.
Entre los recuerdos de la infancia y las relecturas que pueden hacerse ahora del fenómeno Barbie, esta alfombra rosa ha demostrado la evolución y la expansión del color “de chicas” hacia un presente que empieza a borrar algunos estereotipos de género. Tanto que personalidades que suelen ser más conservadoras en sus opiniones se animaron a hablar de Barbie como un juguete unisex: “Hoy los niños pueden jugar e identificarse con ella”, dijo Marta Pombo en diálogo con Divinity.
La invitación era más que solo ver la película, era un pase libre para disfrutar y jugar con un universo que a priori parece frívolo y llano: “Para mí Barbie es el estereotipo de la rubia tonta”, comentó una de las convocadas por lo bajo. Menuda ofensa a la muñeca que en la película intenta reivindicar su objetivo: empoderar a las mujeres.
El film dirigido por Greta Gerwig y producido por Mattel, la compañía dueña del juguete, junto a Warner, se hace cargo de todas las críticas: “Has hecho mucho daño a las mujeres mostrándote perfecta”, le enrostra una adolescente del “mundo real” a la versión “viva” de la muñeca en una escena. Barbie aprende que puede llorar, que puede tener celulitis, y que todo lo que ella pensó que era empoderar a las mujeres había creado más exigencias para ellas -teléfono para el feminismo y sus guerras internas-.
Cambiar porque de eso se trata la vida, es otro de los eslóganes de la película que entre ironía e ironía deja varias moralejas. En el camino, el juego es posible o así lo quiso mostrar el enorme evento a puro marketing que se montó en Madrid: una piscina de bolas, un stand de maquillaje, otro de uñas, foodtrucks, heladitos, palomitas, un DJ, una fiesta y una proyección con la sala repleta para evadirse un ratito del mundo, reflexionar sobre los mandatos y transformarlos en destellos color de rosa para todos y todas.