Elena Tablada ha acudido a una clínica estética para corregir un problema en la piel con el que lleva lidiando varios años. La diseñadora de moda ha contado por primera vez que es un defecto físico que perjudica a su rostro, concretamente en la parte inferior del labio. Además, no ha dudado en enseñar públicamente y sin filtros, esta cicatriz que no ha logrado quitarse hasta día de hoy.
El año en el que la expareja de David Bisbal se convirtió en mayor de edad, tomó una importante decisión de la que se arrepiente a día de hoy. Un retoque estético con un resultado que ha perjudicado a la piel de la diseñadora de moda y del que ha querido pronunciarse en sus redes sociales. Para solucionarlo, Tablada ha acudido a una clínica en donde, desde allí, ha explicado lo que le ocurre y la solución que ha puesto.
"Estoy aquí con la mejor micropigmentadora del mundo, que es la que me hizo las cejas y perfilado de los ojos. Ahora vengo porque se lo llevo pidiendo desde hace mucho tiempo. Yo no se si esto va a ser un milagro. Yo hace muchos años, muchísimos. Hablo de que tenía 18 años", ha comenzado diciendo.
Por su parte, la exmujer de Javier Ungría ha querido poner nombre al producto que perjudicó en sus labios, que era de los primeros que salieron al mercado: "Me pusieron un producto en los labios que se llamaba biopolímero. Se encapsuló y me salió aquí (señalándose el labio inferior) un quiste".
Es por ello que, hace más o menos una década que la influencer trató de poner solución al quiste, que le dejó una importante cicatriz: "Hace como 10 años o así, me lo abrieron y me lo quitaron, pero se sigue viendo una cicatriz irregular que no me gusta nada. Entonces, lo que me van a hacer es perfilarme toda la cicatriz para disimular todas las irregularidades que se ven ahí".
Además, aprovechando esta confesión (que ha hecho por primera vez), ha explicado qué es el biopolímero y las consecuencias que tuvo entonces en su piel: "Fue de los primeros productos que salieron para labios sin ser silicona pura y es de los peores que hay. Migra, se encapsula, se convierte prácticamente en caucho. Un horror. El labio de arriba lo he tenido que abrir cuatro veces hasta quitármelo por completo, pero el labio inferior creó un quiste muy grande y quedó una cicatriz muy fea".
Además, ha mostrado el resultado final de la mano de una importante reflexión: "Los errores cuando se corrigen, se vuelven aprendizajes. Lo importante es reconocerlos con sinceridad y naturalidad".