Ana Obregón, que acaba de cumplir 70 años, vive un momento "agridulce". Según ella misma ha contado en una entrevista a la revista ¡HOLA!, la presentadora sabe que no volverá a sentir la felicidad que tenía cuando Aless estaba con ella porque es un dolor "que nunca se pasará". "No se acepta ni se supera la muerte de un hijo. Terminas aceptando que no podrás asumir jamás su partida. Por fortuna, ahora Anita llena mis días. Estuve muerta tres años, desde la muerte de Aless hasta que nació Anita. Con ella he resucitado. Por eso, no cumplo 70 años, sino dos", confiesa al medio citado.
Desde que nació Anita, a pesar de la polémica que suscitó la noticia, Ana Obregón quiere compartir sus momentos de "felicidad agridulce" para que el público y las personas que estén pasando por la misma situación sepan que, aunque ocurran tragedias horribles, siempre se encuentran "motivos para renacer". A pesar de eso, la presentadora tiene "muchos miedos" que antes no tenía. "Con Aless salía a trabajar con la confianza de que todo iba a estar bien, pero la vida me ha enseñado que un día tienes un hijo totalmente sano y, de la nada, te dicen que padece un cáncer muy agresivo. La vida es un suspiro", asegura.
Obregón cree que a su hijo Aless le gusta cómo está cuidando a su nieta, ya que él no puede darle "todo el amor que querría". La presentadora sabe que su hijo está "tranquilo y en paz" sabiendo que ella ha podido cumplir "su último deseo". A pesar de estar "rota de dolor", Ana tiene la tranquilidad de estar cumpliendo todo lo que él quería, motivo que la mantiene viva desde su muerte. Y para eso, para el cuidado en cuerpo y alma de Anita, la presentadora tiene que estar bien y, tras hacer caso a sus hermanas, se ha hecho un chequeo médico completo que hace tiempo no se hacía.
En la entrevista que en las portadas de este miércoles ha concedido al medio citado, Ana Obregón cuenta que para ella la imaginación siempre ha sido muy importante porque con trece años estuvo "muy malita". "Tuve un tumor en el estómago, eran otros tiempos; superé una operación de ocho horas y me pasé mucho tiempo en cama sin poder ir al colegio", recuerda la presentadora, que dice que se inventaba "un mundo mejor" en el que estaba sana y jugaba en el colegio con sus amigas.
En esa etapa de su vida, siendo aún menor de edad, Ana Obregón supo que quería comerse "el mundo a bocados". Sin embargo, después de su enfermedad, la presentadora estuvo "muy delgadita y no tenía pecho", por lo que en su primer año de universidad tuvo que enfrentarse a las burlas de sus compañeros: "Alguien escribió en el encerado: 'Ana, estás plana como una rana'. Y eso me enfadaba mucho".
Obregón siempre ha pensado que una mujer tiene que valer "por lo que guarda en el interior" y no por el físico, que es algo a lo que, según sus palabras, "jamás" ha dado importancia. Aunque lleva siete años sin ir a un gimnasio, la presentadora se mantiene actualmente en forma porque "ayuda correr a todas horas detrás de Anita".
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