Penélope Cruz y Javier Bardem. Miranda Kerr y Orlando Bloom. Alicia Keys y un señor rapero. Megan Fox y el que hacía de niñato en Sensación de Vivir. En poco más de un mes se han casado y lo que es peor, nos hemos enterado cuándo y cómo ellos han querido. La tendencia amenaza con llegar a las calles cual botas de gladiador, algo que desde divinity no podemos sino apoyar entre lágrimas de emoción por estas razones:
1) Si las celebs lo hacen por algo será
La moda de las bodas secretas está en su mejor momento, aunque siempre ha gustado a los ricos y famosos. Harrison Ford y Calista Flockhart, Salma Hayek, Scarlett Johansson, Beyoncé, Ben Affleck y Jennifer Gartner, Fernando Alonso y Raquel del Rosario.... también se casaron ‘por lo secreto’. Nada de ligas, cuñados borrachos y cánticos rituales. Sólo lugares paradisíacos y un puñado de invitados cercanos de los que seguro que hasta sabían los nombres.
2) Tus no-invitados te lo agradecerán
En realidad, que los famosos hagan sus votos en público o en privado nos da igual, aunque le guardaremos cierto rencor a Pé por privarnos del placer de comprar el Hola para criticar su modelazo, compararla con su hermana y comentar la supremacía de los genes de la señora Bardem en la familia de su marido.
Lo que sí nos afecta es la llegada cada año con el buen tiempo de la temporada de bodas. Si no se sabe decir que no y se disfruta de cierta vida social, una familia extensa ‘a la española’ y una edad comprendida entre los 25 y los 35 es fácil encontrarse con media docena de compromisos en pocos meses. En realidad el número de bodas en España está descendiendo a un ritmo del 10% anual, pero si se “está en la edad” de que tu grupo de pares se case, los compromisos son inevitables.
Entre mis amigas ha pasado a los anales la historia de una de ellas (“por favor, no pongas mi nombre, llámame Anabel o Vanessa o lo que quieras”) que batió todos los récords asistiendo a ¡12 bodas! el verano pasado, con sus correspondientes vestidos, regalos, desplazamientos, hoteles, cenas previas y despedidas de soltera. Anabel (o Vanessa) sobrevivió al 2009 “arruinada, sin fines de semana ni vacaciones y pensando que en que cada boda que voy menos me gusta la idea de casarme en algún momento”. Este año ha aprendido la lección y ha declinado asistir a una invitación. Por algo se empieza.
3) Son taaaaaan románticas
Apuntarse al carro de las bodas secretas a lo celebrity tiene la ventaja del romanticismo añadido. Que ya no hace falta secuestrar a la novicia asaltando el convento ni trepando por la torre con sus trenzas, pero saltarse el guión se agradece. El caso de David y Cristina, que se casaron a finales de 2008 con veintitantos, parece de comedia romántica pero doy fe de que es real. Me cuenta él:
David, claro, ha pasado desde entonces a la categoría de hombre-más-romántico-ever para todas sus conocidas (“estuve varios meses sonrojado por cuñadas, primas, sobrinas, vecinas..”). Normal.