No entendíamos my bien a qué venía una entrevista de cuatro páginas en Pronto con Bustamante. Ni tiene disco, ni se ha separado, ni se ha vuelto a casar, ni ha tenido otro hijo… El titular tampoco daba muchas pistas: "No me pongo celoso cuando veo a Paula besar a otro". Hombre, la frase era un poco tramposa, pero como sabemos que su mujer es actriz, pues tenía justificación.
La duda empezó a despejarse cuando leímos la entradilla. Estaba en Sevilla para anunciar una marca de café y casualmente en la foto enorme del reportaje aparece con un vaso con el logotipo de la casa anunciante. Vale, ya estamos más tranquilos.
La conversación estaba bien hilada. Empezaban preguntando si toma mucha café, él decía, como es lógico que bastante, y después ya se enlazaba con un oportuno: "¿Cómo compaginas ese ajetreo con la vida familiar?". Lo demás era algo así como una charla de amigos que hace tiempo que no se ven del tipo: ¿sigues enamorado de Paula? La niña estará para comérsela, ¿no? o ¿vas a tener más niños?. Las respuestas, las esperadas: que todo les va fenomenal, que la actriz es la mujer de su vida, que es más feliz que nunca y que le da cosa tener otro hijo porque ahora su niña es la princesa de la casa, concepto un poco raro, porque lo combina con que le da pena que esté la pobre "solita".
En fin, nada del otro mundo, a excepción de una lectura entre líneas sobre su relación con Bisbal. El dice que, como todo en su existencia, es genial, que les va estupendamente de la muerte y que son hiper amigos. Pero no, a una no se le escapan los subtextos y es raro lo que dice.
A ver, la entrevistadora le pregunta si le habían invitado al bautizo de la hija del ex ganador de Operación Triunfo. Y él contesta. "Pues no, porque era en Miami y nosotros tenemos 50.000 compromisos aquí, así que no nos invitaron, supongo que por eso".
Primer punto, ¿algún problema con Miami? ¿Bustamante no tiene dinero para pagarse el viaje? Pero lo más importante es lo de los compromisos. Uno cuando invita a alguien a una boda, bautizo o comunión, si quiere que vaya, le manda la invitación y si resulta que tiene otra cosa ineludible, pues el invitado dice que no puede y Santas Pascuas. Bisbal no tenía que saber de los compromisos de su "amigo", así que nos suena a disculpa.
Pero el remate viene después, cuando le preguntan que si ha hablado con él. Y Bustamante, intentando disimular dice: "Todavía no, está muy liado con sus cosas y nosotros aquí también. Es normal, natural". Pues mira, Bustamante, no. Por muy liadisísimos que estéis ambos, cinco minutos para decir: "Bisbal, enhorabuena por lo del bautizo, ay cuánto no sentí no poder ir" se tienen siempre, por ejemplo, entre taza de café y taza de café. Así que, siendo tramposos, el titular sería: "Bisbal y Bustamante ya no son tan amigos".