Esta es una noticia como otra cualquiera que podríamos dar en un día como hoy, en el que la precariedad laboral en España ha llevado a una huelga general con coches de policía quemados y gente hospitalizada: Justin Bieber, de 16 años, gana 300.000 dólares por concierto. Artistas establecidos y de carreras mucho más longevas, como Weezer, Sheryl Crow o la Steve Miller Band, se quedan exactamente en la mitad. Y no hablemos de los contemporáneos de Bieber: estrellas de Disney como Selena Gomez se queda en los 100.000 dólares y ganadoras de 'American Idol' como Jordin Sparks se conforman con 75.000.
Pero lo de los 300.000 dólares es una cantidad que sirve sólo para empezar. Después del concierto, según Forbes, Bieber recibe un espectacular 70% de los beneficios brutos. Además, al contrario que otros artistas, los gastos de instalación e iluminación forman parte del Bieber y su equipo, sino de los promotores de la gira. Bieber y su equipo tampoco se encargan de pagar al artista que actúe como telonero.
Por ahora, las cifras de Bieber son rídiculas al lado de gigantes como U2 o Madonna, los reyes de las giras internacionales. Y no apareció en eso llamado 'Celebrity 100', la lista de las cien celebridades más poderosas del mundo y el verdadero termómetro de popularidad para la industria del entretenimiento mundial. Aún así, todo apunta a que aparecerá el año que viene y en puestos nada modestos. Y, proporcionalmente, si tenemos en cuenta su edad y el tiempo que lleva en la profesión (hasta el año pasado no firmó con una discográfica y hace dos su madre aún se dedicaba a subir vídeos de su hijito cantor a Youtube), Justin Bieber da sopa con ondas a todos los demás.
Su poder en Internet también arrasa. El muchachito con un peinado que parece una cáscara de huevo y es a menudo confundido con una lesbiana se chupa, él solito, el 3% del tráfico de Twitter, según un trabajador de la red social. Cinco millones y medio de personas siguen sus mensajes. Y en Facebook dobla esa cantidad: a 12 millones de usuarios les gusta Justin Bieber. Con datos como estos debe de merecer la pena que de vez en cuando una fan despechada te tire una botella a la cabeza.
No sólo ha sido puesto a la venta un muñeco con su cara sino que en breve se publicará un libro sobre su vida y en febrero se estrenará en cines una película consistente en uno de sus concierto grabado en 3-D. Si los beneficios revientan las taquillas, lo harán también con la cuenta del niño. Y por cierto, Justin también es imagen de un tratamiento antiacné de ProActive. A esa edad se puede ser imagen de pocas cosas más, aunque en el caso de Justin también podría serlo del FMI.