¡Marchando una alfombra roja para Vicente del Bosque!
No da exclusiva de hijos secretos gestados en vientres de alquiler, no sale con guapas periodistas deportivas, no se deja el pelo largo ni luce palmito en Ibiza. Ni siquiera marca goles. Para colmo, tiene barriga y pinta de don Pantuflo, pero Vicente del Bosque merece que hablemos de él como una celebrity de primera categoría, porque ha llevado a España a lo más alto del fútbol y ha logrado que un país se una alrededor de una Copa del Mundo. Porque es un grande, discreto (¡demasiado!), pero muy grande.
… Y hablando de grande, ¿sabíais que a Vicente del Bosque en sus años de jugador le llamaban el trípode…? El apodo tiene su origen en los tiempos en que Del Bosque jugaba en el Real Madrid y todo apunta a que lo hicieron circular sus propios compañeros de ducha. El salmantino niega que el origen del mote sean desproporciones o exageraciones en su anatomía, pero dada su querencia por la humildad nos quedamos con la duda.
Lo que sí está requeteconfirmado es que Del Bosque se apuntó cinco Ligas y cuatro Copas del Rey como jugador. Y dos Ligas y dos Champions como entrenador del Real Madrid. Es mucho más fácil hablar del Vicente del Bosque futbolista y entrenador que del hombre, de la celebrity.
Quizá si hubiera tenido otro perfil más mediático no le hubiera largado Florentino del banquillo del Madrid pese a los títulos que le avalaban. Era cuestión de quitarse el chándal, de rebajar unos kilos y de dar titulares. Pero Del Bosque es fiel a sí mismo: un castellano recio, de los de la procesión por dentro. De perfil bajo. Humilde, prudente, sereno y trabajador. Ni siquiera el día más grande de su carrera profesional ha perdido la compostura. ¡Ni una concesión al exceso!
Mucho tendrá que ver en su manera de ser que se criara en Salamanca, en una familia de ferroviarios republicanos que siempre le inculcó la disciplina por el trabajo y la flema para afrontar la vida.
He reconocido en ocasiones que es risueño, pero no divertido. Dicen que tiene un gran corazón y dotes para manejar a los grupos, que es buen psicólogo y que uno de los puntales de su serenidad es la estabilidad que le da su familia.
El año que viene celebrará las bodas de plata de su matrimonio. Se casó en 1986, cuando su carrera como jugador tocaba a su fin. Desde entonces comparte sus venturas y desventuras con Trinidad López, una toledana cinco años menor que él. Tienen tres hijos: Álvaro, Vicente y Gema.
Su hijo Álvaro tiene síndrome de Down y dice Del Bosque que ha aprendido mucho de él y que le ha ayudado a mirar a la vida desde otra perspectiva. Seguro que Álvaro se ha sentido muy orgullo de su padre. Como todos los españoles.