Ser un ídolo infantil hace cosa de diez años y vender algunos millones de discos acaba no sirviendo para nada. Actualmente los medios sólo hablan de Aaron Carter cuando dice algo relacionado con su ex novia Lindsay Lohan (lo habíamos olvidado, pero eso ocurrió) o cuando se pone en evidencia en Twitter (que es algo que fue inventado expresamente para eso, para que los famosos se pongan en evidencia). Desde mayo se ha hablado de él dos veces: una entonces por declarar a la revista OK que Lindsay Lohan se merecía ser castigada por su comportamiento y otra hoy por haber posteado una foto suya un poco grimosa enseñando músculos y venas. Conclusión: está siendo un buen año.
Aaron se hizo famoso por ser hermano de Nick, el rompecorazones oficial de los Backstreet Boys y un digno antecesor de Justin Bieber en lo que se refiere a peinados bonitos. Los mismos ejecutivos que habían llevado a la fama a los Backstreet Boys lanzaron a Aaron en solitario como su respuesta púber. Aaron cantaba temas endulcorados sobre el amor en el patio de recreo, organizar una fiesta con globos en casa cuando no están los papás y lanzaba odas patrióticas a los Estados Unidos de América justo a tiempo para la resaca del 11 de septiembre. Cuando sus rasgos empezaron a afilarse y resultó no ser tan guapito como su hermano, el público femenino perdió interés. Si sufrir la caída a los 30 años ya volvió a más de un artista loco, imaginemos cómo debe de ser sufrirla a los 15.
Su vida empezó a ser mucho más interesante para los medios que su carrera, lógicamente. Aaron salió con Lindsay Lohan y con Hilary Duff de forma casi consecutiva, haciendo que las dos estrellas Disney tuviesen entonces una rivalidad de patio de recreo que la prensa se encargó de retratar y que fue incluso inmortalizada en el célebre programa de figuritas de plastilina de la MTV, Celebrity Deathmatch.
Después se dio a la mala vida: mantuvo una relación con una playmate algo mayor que él, Kari Ann Peniche, y compartió adicción a las sustancias ilegales con su hermano, Nick Carter, que se perdió un poco en la batalla tras intentar iniciar una carrera en solitario al margen de los Backstreet Boys. Ambos intentaron reflotar sus carreras con un reality en el que se narraba la vida de ambos, 'House of Carters'. Tras ser detenido en Texas por posesión de marihuana y pasar una noche en la cárcel su nombre sonó como un firme candidato para el reality show de la vergüenza, también conocido como Celebrity Rehab, ese al que otros caídos como Eric Roberts o Dennis Rodman han acudido a intentar superar su adicciones.
La suerte le empezó a sonreír cuando lo llamaron para participar en el reality 'Dancing with the stars', el 'Más que baile' americano, y abandonó el sendero oscuro para convertirse en eso que vemos en la imagen: alguien un poquito obsesionado de más con su imagen. Sus mensajes en Twitter no dejan lugar a dudas: "1000 flexiones hoy, he corrido 7 millas, he hecho 100 sentadillas, ¡no puedo parar!" o "He corrido tres millas, 1000 sentadillas, 1000 fleciones, ¿no marea eso un poco?". A Perez Hilton le dedicó esta foto, de la que debe de estar muy orgulloso. Mientras prepara un nuevo disco con el que espera volver al éxito en el mundo de la música (angelito...) no deja de inflarse. Su representante debería iniciar la campaña publicitaria requisándole la cámara de fotos y cambiándole la contraseña del Twitter.