Patricia Rato, de discotecas con su confesor
A veces las cosas no son lo que parecen y las revistas del corazón tienden bastante a recurrir a esas mentiras a medias que consisten en decir que una imagen dice más que mil palabras, lanzar la foto y, aunque sepan que lo que muestran no es lo que podría uno imaginar, se callan lo que saben porque lo otro da más morbo.
Pues bien, esta semana, el QMD Publicar el reportaje fotográfico en el que aparece Patricia Rato con un amigo bajando de su moto y despidiéndose con gestos de cariño a las tantas de la madrugada y no explicar que ese chico de 37 es sacerdote y ha sido su gran consejero y su paño de lágrimas durante este tiempo.
Podían haber dicho que la ex de Espartaco había salido de copas con su nuevo amor y todos nos lo hubiéramos creído a pies juntillas. Probablemente tuvieran esa tentación, pero no hace falta tener varios dedos de frente para saber que el hecho de que el chico del polo, la moto y el vaquero sea cura, añade a la historia un atractivo especial.
Al parecer, según cuenta la publicación, él es muy conocido en Sevilla, es el confesor de la Duquesa de Alba y, por supuesto, de Patricia. Y ese día habían salido a celebrar el triunfo de su equipo, perdón de su partido, el PP.
Según el QMD estuvieron tomando algo y acabaron en una discoteca. Después él llevó a Patricia a su casa y ahí, la verdad, es que una que últimamente está muy antigua, pues se sorprende del cariño que se profesan. Bueno, más bien el que Patricia muestra hacia el Padre Jiménez Sánchez Dalp al que además de abrazar y mirar con ternura, besa en la nuca.
Yo lo del ósculo en la nuca no acabo de entenderlo, pero desde el Concilio Vaticano II, las cosas han cambiado mucho y lo mismo que ya la misa no es en latín y no se da espaldas, (un boato que haría que más de uno fuera a la Iglesia aunque sólo fuera por la ceremonia) la relación con los sacerdotes es más cercana, eso sí, no podemos negar que a mí y a los del QMD y a bastantes españoles estas imágenes les pueden sorprender.
Según dice la publicación Patricia está indignada, dice que ya no sabe con quién salir para que no le atribuyan novios. Hombre, yo si fuera ella, sabiendo que la persiguen y el morbo que pueden tener esas instantáneas, me tomaría una horchata con mi confesor, por la tarde y me despediría con un par de besos como mucho.
Pero yo soy una antigua y los tiempos, al parecer, adelantan que es una barbaridad. En cualquier caso que conste que estoy totalmente a favor de que los sacerdotes católicos puedan elegir si quieren ser célibes o no, pero de momento, esto es un poco chocante por no decir otra cosa.