El buen camino de Lindsay Lohan ha durado menos de un mes, y eso que sepamos. No hace ni treinta días que salió de rehabilitación después de protagonizar todos los titulares del veranoy vivir los peores meses de su vida con su juicio y encarcelamiento. Pero, por lo que sabemos, fue poner un pie en la calle y volver a las andadas. La noticia ya había saltado y la misma Lohan lo había confirmado en su twitter (que empieza a dar cada vez más y más miedo). Pero hoy sabemos que una jueza ya ha dado la orden de detención, una vez más, para la díscola ex niña Disney.
"Lamentablemente, es cierto que suspendí mi último test toxicológico y, si me lo exigen, estoy dispuesta a presentarme ante la juez Fox la semana que viene", escribió Lindsay el 18 de septiembre, hace sólo tres días. Y continuó: "el abuso de sustancias es una enfermedad que desafortunadamente no desaparece de la noche a la mañana. Estoy trabajando duro para superarla y voy por el buen camino". No sabemos qué entiende Lindsay exactamente por buen camino a la vista de los hechos: ha suspendido dos tests realizados con muy poco tiempo de diferencia. Uno dio positivo en cocaína y, el otro, en anfetaminas. Lindsay no sabe vivir de acorde a la ley, pero sabe improvisar una fiesta.
Según webs como TMZ, Lohan tenía que ser arrestada el pasado lunes, pero la orden fue suspendida por motivos que se desconocen. Al parecer es el viernes el día en que la jueza decidirá si Lohan tiene que ir a la cárcel. Y, si así fuese, podría enfrentarse a 60 días en prisión, 30 por cada prueba toxicológica suspendida. "Estoy agradecida por todo el apoyo de mis fans, mis amigos y mi familia, que entienden que estoy trabajando duro pero que esto es un proceso lento, como le pasa a muchos otros. Mantengo la fe y la esperanza... Gracias a todos", continuó Lindsay en su twitter. Es lo último que ha escrito.
Al menos no son todo malas noticias para ella. Resulta que en la última retransmisión de la Superbowl la multinacional e*Trade emitió un anunció en el que aparecía un niño adicto a la leche lograba arrancarle el vaso de leche a otra niña adicta a la misma. La niña se llamana Lindsay. Lohan y sus abogados vieron claramente que esto suponía una burla a su figura, dado que el nombre de Lindsay es rápidamente reconocible y fácilmente asociable a ella. Y más en cualquier contexto que tenga que ver con la adicción.
Lindsay denunció a la marca por 100 millones de dólares (claro que sí, Lindsay, si cuela, cuela). Y si bien no le han dado 100 millones de dólares, sí ha trascendido que se ha llegado a una resolución en la que e*Trade ha indemnizado a Lindsay con una cantidad que la ha hecho "muy feliz".
En fin. Justificar su comportamiento alegando que la adicción es una enfermedad mientras continúa consumiendo todo tipo de sustancias es tener un poco de morro, sí. Pero cualquiera que se haya leído alguna vez una revista o dos sobre Hollywood se pregunta cómo se posible que hagan prometer a una personita como Lindsay Lohan que no va a volver a probar ninguna sustancia ilegal y después la dejen suelta por la ciudad donde Paris Hilton, los clubes nocturnos y las fiestas de celebridades campan a sus anchas. En su día, Britney fue recluida en un centro especializado y después sometida al control continuo de un tutor. Tal vez es lo que deberían hacer con Lindsay, en vez de hacerle prometer que se va a portar bien mientras le abren la puerta del juzgado, que va a dar directamente nada más y nada menos que a Hollywood.