El QMD llama gorda y celulítica a Marta Sánchez, con mucho disimulo
Hay reportajes hechos con muy mala idea. En los que los dobles sentidos de las palabras, eso que el español nos permite con tanta facilidad y que no existe en otros idiomas, juegan una gran baza que el QMD suele aprovechar sibilinamente.
Un ejemplo perfecto es el reportaje que publica la revista esta semana, en el que, con un texto mínimo y cinco fotos hunden a la pobre Marta Sánchez.
El titular ya hace dudar: “Marta Sánchez con Hugo en Florida y Hermosa”. Así, sacado de contexto, parece que van a decir que la cantante está guapísima. Pero cuando uno ve las imágenes ya imagina por dónde va el asunto.
En las fotos también se pueden intuir porque después de comentar que se han reconciliado y que han pasado las vacaciones en Miami, dan una de cal de otra de arena, comentando que ella tiene ya casi 45 años (él 40) y que está “estupenda y rotunda”.
Para también decir que ambos estaban muy acaramelados “y luciendo cuerpazo –sobre todo él- se pasaron la jornada de tumbona en tumbona”.
Hermosa y rotunda, luciendo cuerpazo (sobre todo él). Vamos, que la llaman con un par de narices, gorda, sin decir ni una sola vez la palabra. Y, por si no quedaba claro, hacen una de esas bromas que tanto les gusta, poniendo sobre una foto en la que se la ve de espaldas, “Miami celulitis”. En fin, que Sánchez, a partir de hoy nos tememos que va a dedicarse a comer filetes y pescado, que es el equivalente actual a lo que antes se llamaba tomar caldos y lechuga porque con la dieta de proteínas de Dukan (que es más vieja que el tebeo, porque realmente se basa en la de la clínica Mayo que hacían las estrellas de Hollywood) ahora el equivalente a “voy a adelgazar” es decir que te vas a zampar un chuletón de Ávila, eso sí, sin patatas.
Es cierto, Marta Sánchez está digamos, rellenita, pero con buen tipo. Mucho mejor que las escuálidas que salen en las revistas de moda. Y, hombre, sí, un pelín de celulitis tiene, pero pasados los 40 es casi inevitable y ya querría más de una tener las piernas y el trasero así.
Sánchez vuelve a su naturaleza de siempre. La chica siempre fue, pues eso, rotunda, jamona, más Sofía Loren que Twiggy. Pero eso es lo que le pega y no esa imagen que nos vendía últimamente de una especie de Greta Garbo sofisticada.
El resto de la revista se dedica a dar trucos de adelgazamiento y de cómo lucir bikini sin un ápice de grasa. Pues no, podían poner como ejemplo a la Sánchez que, efectivamente, está estupenda y nos hace sentir regular a las que no usen una 36 y tengan de talla de sujetador una 90 D en vez de una 80 B. Sánchez, no tomes proteínas, mujer.
Y, eso sí, lo que no podemos ni queremos discutir es que Hugo tiene, en efecto, como dicen en las revistas del cuché, “cuerpazo”. A lo mejor no cita a Nietzsche, pero ni falta que le hace.