Primo de Rosarillo, hijo de Carmen Flores, sobrino de la Faraona… ¿De dónde puñetas le viene la sobriedad y la mesura a Quique Sánchez Flores, el nuevo dandi del terreno de juego?
Guardiola ya no es una excepción. El buen estilismo se extiende por los banquillos como un soplo de aire fresco entre tanto Luis Aragonés en chándal, Camacho con cerco sobaquero y traje del todo a cien que no sienta ni regular. Tan optimista afirmación viene al caso por la estampa que ha paseado por los campos de España, Europa y Sudáfrica (es comentarista del Mundial para Cuatro) Quique Sánchez Flores, sobrino de la Faraona y entrenador del Atlético de Madrid (lo primero es lo primero).
Quique ha entreverado su porte gitano con la moderación y la elegancia, tanto en su atuendo como en su actitud profesional: habla con serenidad y respeto del adversario, es humilde ante sus logros, defiende al vestuario... Y encima aparece hecho un pincel en el césped para deleite de esa parte del respetable que mira más allá del balón cuando se pone delante de un partido de fútbol.
Lo viste con su camisa blanca y su jersey de pico gris en la final de la antes conocida como copa de la UEFA ¿Y qué te pareció? Acertado, ¿no? La estilista Mayte Méndez de Vigo: “Quique Flores es, junto con Pep Guardiola, el míster más cool de los banquillos de la LFP”, me dice sin titubear. Le pido argumentos de profesional y Mayte entra al detalle: “Los tonos oscuros predominan en sus corbatas, trajes y prendas de abrigo. Grises, negros y marinos son los colores estrella en su guardarropa. Elige siempre camisas claras (blancas y azules Oxford) que resaltan el tono bronceado de su piel. Una de sus prendas favoritas son los jerseys, sobre todo con cuello pico, que combina con camisas de cuello armado. Es sin duda, uno de los entrenadores nacionales más elegantes”, sentencia la que sabe. Mayte quiere aprovechar para hacer una mención especial a Míchel, mas clásico, pero siempre hecho un brazo de mar también.
Le comento a Màxim Huerta que tengo a Quique entre manos y me cuenta que coincidió con él en Canal Nou, cuando el entrenador era comentarista del programa ‘Minut a minut’. El primer recuerdo del ex futbolista que se le viene a la cabeza a Màxim es su olor: “¡Qué bien olía siempre!”, me dice. “Cuando pasaba camino de maquillaje o del plató dejaba un olor a jabón, a limpio, a perfume suave por todo el pasillo”.
Màxim me dice que le suena también que era el único de su programa que traía la ropa de casa. Se encargaba de su propio estilismo. Y llegaba siempre impecable. Estos recuerdos de Màxim no hacen más que confirmar lo que ya sospechábamos, que su interés por la moda no es nuevo, y que en absoluto no es un quiero y no puedo de Guardiola como dicen algunas malas lenguas. Lo cual no quita para que su vena fashion beba de la era Guardiola y, claro, de la mujer con la que comparte su vida, la espectacular modelo húngara Orsi Feher.
Apuesto mi Mac a que ya le han hecho ofertas para anunciar colonias o cuchillas de afeitar en plan Xabi Alonso o Henry.
Para algunos presidentes de clubes, a estas alturas de la película, llegar a ser entrenador de un grande ya no es sólo cuestión de ser un astuto estratega y un buen motivador de jugadores; la elegancia y la buena imagen son un tanto definitivo a favor del aspirante. Dados los éxitos y la porte de Quique no podemos descartar que un día de estos además del señor de las cuchillas le llame con una oferta algún presidente del G-20 futbolístico.