Las fotos del cámara de Frank de la Jungla y Callejeros, Santi Trancho, con la actriz de 'Los protegidos', Ana Fernández, fueron una de las sorpresas de esta primavera. Luego volvimos a verlos en el Open de tenis de Madrid igual de sonrientes y acaramelados. Y nos preguntamos cómo es el chico que ha robado el corazón de la actriz, hasta el punto de decir ella en Twitter que con él sentía mariposas en el estómago. Conozcámosle bien.
Las chicas de 'La Mar de Noches', ese programa de ‘Los 40’ de 23:00 a 1:00 de la madrugada, por su horario, porque son como son, por lo que sea, no se andan con rodeos y dicen lo que piensan. De Santi Trancho, el cámara de ‘Fran de La Jungla’ y ‘Callejerosque ha sido fotografiado besándose con Ana Fernández, dieron una opinión que no admite réplica: "Está tremendo". Para estas locutoras, según dijeron aquel día, encarna el ideal del hombre 'retrosexual'. Es decir, el Javier Bardem más despeinado y sin afeitar, lo más opuesto posible a David Beckham.
Y tenemos que decir que sí. Al menos a juzgar por su tatuaje, que si nos marcamos un maximizando podemos comprobar que es la 'S' de Slipknot, un grupo de Nu-Metal asusta viejas que a quien le gusta, confirmamos a las chicas de 'La Mar de Noches', no suele darse cremitas.
Además, hay algo más de Santi que también las vuelve locas: sus arrestos. Con Frank de La Jungla se las ha visto y se las ha deseado en rodajes extremos. Picaduras de serpiente, bichos de nombre impronunciable, frío y hambre, Santi ha soportado de todo poniendo al mal tiempo buena cara. Sin embargo, no por ser un tipo duro se carece de corazoncito. Santi es tío de una niña con la que se le cae la baba. Dice que es “preciosa” y se llama Iris. Eso sí, también es un maniático. Es difícil cruzársele por la calle sin gorra. Para delante o para detrás, nació con esta prenda enroscada en el cráneo. También tiene predilección por las gafas de sol. Sus favoritas son las Persol. Y en un tuit dijo en cierta ocasión que flipaba con que ni más ni menos que Kiko Matamoros también las hubiera elegido.
Por otro lado, sabemos que se moja políticamente. Es simpatizante de las teorías más habituales en los círculos del 15-M. Le molesta, como a uno más, la inoperancia exhibida por los políticos que denuncian esos activistas. Y sabemos que se indignó especialmente con la suerte del juez Garzón cuando fue apartado de la carrera judicial. También ha soltado todo tipo de lindezas sobre el escándalo de los trajes de Camps en Valencia.
En cuanto a su novia, Ana Fernández, en una ocasión dijo en ‘Hola’ que el hombre de su vida para ser perfecto tenía que ser “sano y gracioso” y además, respetar su estilo de vida. En el caso de Santi, más bien debería ser al revés, porque es él quien tiene una vida laboral bastante más azarosa. Y gracioso, es un rato. De eso no cabe duda, aunque quienes le conocen dicen que al principio es introvertido, pero luego es un cachondo y un apasionado de lo que le gusta. El Atlético de Madrid, por un lado, pero sobre todo las motos. Tiene un lema muy elocuente: “La vida sin moto no mola, pero sobrevivir a un piñazo mola mucho”. Su timeline está repleto de referencias al campeonato de Moto GP. Hasta habla de nuevas promesas: Recomienda a un tal Álex Sánchez ¡de sólo 9 años!
Y una cosa es la salud, otra la vida saludable y otra muy distinta la salud mental. Por su Twitter, sabemos que Santi cuando vuelve de los lugares remotos donde se ve obligado a grabar con Frank, lo primero que busca en su país es “cervecita fría, bares y pinchos”. Porque, como a cualquier chico de su edad, le va el bebercio para las grandes ocasiones. Cuando recibió el TP de Oro por Callejeros, al día siguiente confesó que su alegría era tan inmensa como su resaca.
De su relación con Ana Fernández sólo podemos interpretar las sombras, palabras en redes sociales y fotos. Pero ahí van dos. Hace un mes Santi dijo: “Cada día me sorprende más la vida, no puedo ser más feliz!!”. Y para fotos, las del OPEN de Tenis de Madrid, donde estaban los dos con sonrisa perenne. Igual que en la playa, cuando se descubrió su relación, que si hacían una pareja maravillosa es porque en cada foto había una sonrisa o un beso. No de extrañar ahora que Ana dijera en su Twitter que tras ese día sentía “mariposas en el estómago”.
Dicho todo esto, hay que insistir en su profesión. Trancho vive entregado a la cámara. No en vano, dice que es la única con la que se acuesta y se levanta. Estudió un módulo de realización de Audiovisuales de grado superior y no acabó la carrera, pero nadie discute su nivel.
Enfrentado a peligros de toda clase. A saber, pedradas en barrios conflictivos cuando trabaja en ‘Callejeros’, zonas de la selva con un 90% de humedad, sanguijuelas, o cuevas, como una que él mismo describió, con “metro y medio de cagada de murciélago donde las piernas quedaban sumergidas literalmente en mierda”. Pero dice que, aunque resulte difícil de creer, no se da cuenta. La cámara le hace sentir inmune. Mientras jóvenes consumidores de ketamina se dirigen hacia él para agredirle, confiesa que en realidad él está pensando en el enfoque, en si está bien la luz.
Un profesional de tomo y lomo. No es de extrañar que Frank haya dicho más de una vez que si le quitan a Santi no sigue con el programa. Y se lo comunicó a la productora para la que trabajan. Porque, además, le considera “un amigo que nadie puede tener” y, de paso, “un puto artista”.
Ana, ahora todos entendemos tus mariposas...