Stephanie dice no a la droga y sí a los bebés
Era una de las niñas más detestables de la tele. Y va con cariño, ojo. Cualquiera que tenga más de 25 años recordará a Stephanie, la hija mediana de Danny Tanner en 'Padres forzosos', entonando frases cursis con su insoportable voz de zarabeta. El personaje, que brillaba por ser la más tonta entre una familia de oligofrénicos adorables, le dio la fama a una edad muy temprana pero también, como es lógico, marcó su carrera de por vida. Ahora la actriz, que sigue físicamente igualita que entonces, acaba de dar a luz a su segunda hija, fruto de la relación con Morty Coyle. Ya tiene otra hija nacida en 2008 y cuyo padre es ya ahora su ex marido.
Aunque el personaje de Stephanie hiciese que cualquiera con sangre en las venas quisiese arrojar objetos contundentes hacia el televisor, la historia de Jodie Sweetin fue radicalmente diferente fuera del plató. En 2009 publicó su autobiografía, 'unSweetined', que comienza así: "Antes de que empieces a leer este libro, antes de que me juzgues por las historias que probablemente has escuchado, hay algo que debes saber. En primer lugar, soy una alcohólica y una drogadicta en recuperación. Con esto quiero decir que lucho contra esta enfermedad todos los días. Todos los días acudo a reuniones, hablo con amigos rehabilitados y hago todo lo posible por permanecer sobria. Cuando entrego este manuscrito -1 de abril de 2009- llevo 114 días sobria. Sí, he recaído desde que comencé a escribir este libro en octubre. Estaba en el rodaje de una película y bebí. Pero eso ya lo leerás en la prensa".
Nada sorprendente, en realidad. Hemos visto ya cientos de ejemplos de niños prodigio que se dejan engullir por esa especie de monstruo que existe en Hollywood y te pone la cocaína encima de la mesa en cuanto cumples los 15. Jodie Sweetin cayó en una espiral de drogas y alcohol en cuanto terminó 'Padres forzosos' y se vio perdida. Se separó de su familia, sus amigos y los demás miembros del reparto de la serie. Lo que sorprende de Jodie son algunos detalles que cuenta en su biografía y que revela que aquella niña repelente y formal era, en la vida real, una verdadera superviviente del punk.
Jodie Sweetin hizo una gira por colegios e institutos de Estados Unidos como representante de la asociación Just say no, una organización antidroga. En su biografía cuenta que no sólo se gastaba el dinero que le pagaban por estas charlas en MDMA, una droga estimulante, sino que a menudo, cuando subía a dar charlas al escenario del salón de actos de cualquier instituto de América, estaba colocada de cocaína, éxtasis o metanfetaminas. "Pensaba que uno de los profesores lo sabría en cuanto me viese y me echaría de allí. Pero nadie lo hizo nunca. Querían escuchar las historias y tribulaciones de Jodie Sweetin. O de la Jodie Sweetin que les hice creer que era".
Jodie no consiguió centrarse hasta que tuvo a su hija y dejó las drogas. Pero aún así no se ha convertido en una de esas ex consumidoras radicales que miran fatal a los que hacen lo que ellas hacían dos meses atrás. "Cuando doy conferencias en colegios siempre digo: no estoy aquí para deciros que no os droguéis o que no bebáis", explica en su libro. "No es mi propósito en esas charlas y tampoco en este libro. Sé por experiencia que decirte que no hagas algo no te hará ningún bien. No funciona cuando te lo dice tu familia y mucho menos va a funcionar cuando te lo dice una actriz cualquiera". Olvidemos y perdonemos a Stephanie: Jodie es una mujer ejemplar.