Mudos. Sin palabras. Atónitos. Guau. Coco y yo nos hemos quedado boquiabiertos al descubrir el mejor club para perros del mundo. Un paraíso de arquitectura, diseño, moda... donde nuestras mascotas pueden ser tratadas como políticos privilegiados, de esos con sueldos vitalicios. Bienvenidos al Fetch Club, el primer y único destino para para los dueños más caprichosos y las mascotas más exigentes. Es un club de miembros privados y está situado en la zona financiera de Manhattan, concretamente en 85 South Street. Allí, como si nuestros perros fueran chicas de 'Sexo en Nueva York', han construído un oasis para altos gustos caninos donde pueden reunirse y disfrutar de los servicios más lujosos del mundo perruno.
Nuestras mascotas pueden alojarse en el ático exclusivo del Club (sin jaulas) y con un servicio personalizado ("perronalizado") desde la misma habitación. Les suben la comida, les dan una vuelta con un entrenador personal ("perronal") de fitness canino, visitan el Club Spa donde pueden relajarse y rejuvenecer…
Ellos nos proponen relajarnos con nuestro perro en el Spa, "relajarse, acicalarse y sentirse con más energía" dicen. "Todo nuestro personal está altamente cualificado y entrenado para alcanzar sus metas en un ambiente relajado", detallan. El gimnasio es para los que quieran estirarse o conseguir unos músculos a prueba de perros de primera. Tanto que hay zonas de "alta energía de amor" o "para relajarse en un ambiente pacífico". Esto no nos queda claro ni a Coco ni a mí y preferimos seguir teniendo la duda porque parece la promoción de un puticlub de alto standing.
Pero el no va más es el Teatro. Ni más ni menos que tienen unas camas donde se pueden ver películas clásicas caninas. Las pelis las cambian a diario y, si no nos gustan, nos ponen la que queramos.
Y acabamos con el restaurante. Prometen satisfacer las necesidades caninas y que los perros quedan contentos. Pero si nuestro perro es más caprichoso todavía y se vuelve insoportable con el menú que han preparado en el Fetch Club, podemos dejar en un tupperware la comida preferida de nuestra mascota y ellos se la preparan y se la sirven divinamente.
¿A que os habéis quedados boquiabiertos? Coco y yo, 16 y 40 años respectivamente, nos hemos propuesto ir hasta Nueva York para visitar el lugar y contaros si semejante capricho hotelero es cierto y verdadero. De momento, aquí están las pruebas, paseamos tranquilamente por las calles de Madrid. Resulta que ha sido mi cumpleaños, he traspasado la barrera psicológica de la cuarentena y nos regalamos una tarta y unos dulces del Horno Diamante donde conocimos a un dálmata espectacular. Cruella de Vil no tiene acceso al Fetch Club, obviamente.