Bibiana Fernández, "destrozada" por la muerte de su última perra
Coco está revuelta. Desde hace algunos meses, como ya sabéis, la reina de la casa tiene que compartir el trono con Leo, una nueva compañera de piso que rescatamos de un refugio de animales. Coco y Leo se llevan bien pero la competencia por la corona es constante cada día. Ella quiere agua, pues yo también. A ella le has dado un poco de pollo, pues yo también quiero. A ella le acaricias la barriga, pues aquí está la mía para que hagas lo mismo. Claro, todo esto sin hablar… que si no menuda papeleta. ¿Os imagináis? En fin, que por eso hemos estado los tres sin escribir en este blog que tanto nos gusta. Y ahora, que ya hemos normalizado la convivencia (o eso creo) volvemos con muchas ganas.
Quiero hablaros de Bibiana Fernández para empezar a lo grande. La amo. Ni ella misma sabe cuánto. Bibiana es una persona generosa, eso es algo que salta a la vista con poco que os hayáis fijado en su forma de hablar, de defender lo que ella considera que es justo o en su manera de comportarse con los demás. Es generosa siempre pero, sobre todo, con los sentimientos. Era normal que una mujer así haya compartido vida con varias mascotas. Durante los últimos años Bibiana ha pasado su día a día con cuatro perras: Viva, Tanga, Candela y Gorda.
La vida, que pasa igual para animales y humanos, ha acabado llevándose a todas a ese lugar donde los cuerpos no existen y las almas permanecen. La última en marcharse ha sido Lola, a la que ella cariñosamente llamaba siempre “Gorda”, hace pocos días. “Tuve que llevarla en brazos al veterinario, destrozada de dolor”, me dijo. Bibiana se ha quedado con esa tristeza que sólo comprendemos aquellos que compartimos nuestra vida con un animal y compañero. Sé lo duro que ha sido para ella llegar a su casa después de una función de “La gran depresión”, la obra de teatro que ha protagonizado hasta este domingo junto a Loles León, y encontrarse con la soledad de una casa vacía, sin las que han sido sus compañeras los últimos años reclamando caricias y atenciones. Los últimos días de vida de “Gorda” han sido en el camerino del teatro, mientras Bibiana se entregaba a su público con esa fuerza visceral que nace sólo en la piel de los grandes, la perra la esperaba callada y dolorida, recién operada, tras el decorado, sin ladrar, sin hacer un solo ruido, sabiendo que su jefa no tardaría en pasar a desmaquillarse y volver juntas a casa.
Coco y Leo me han pedido que le enviemos todos un beso muy grande a Bibiana porque saben lo triste que está estos días por la perdida de la última reina de su casa. Sé lo duro que está siendo para ella. Era la última perra, la que esperaba doliente pero contenta. Así son los animales. Espero que se decida a adoptar a otro animalito que necesite una casa en la que vivir y alguien que le dé mucho amor, ese del que ella tanto tiene.