¿Para qué pasar tortuosas horas en la peluquería? ¿Para qué dejarnos medio sueldo en mascarillas, acondicionadores, cremas suavizantes y champús con más vitaminas diferentes que una macedonia de frutas? De toda la vida las pelucas han estado presentes en las cabezas más selectas y exclusivas: cantantes, actrices, políticos... Todos caen rendidos ante la comodidad del pelo artificial con diferentes resultados.
El uso de peluca no siempre es evidente pero si quieres hacer pasar por natural un pelo que es más artificial que el de la muñeca Barbie conviene tener cuidado. Beyoncé y John Travolta nos han querido colar un gol por la escuadra haciéndonos creer que cuentan con una frondosa cabellera. Pero nada escapa a los teleobjetivos de alta definición de las cámaras fotográficas y no nos la dan con queso. Sofia Loren también nos quiere engañar pero no cuela... En sus últimos años de vida, Michael Jackson también lucía como natural una melena de quita y pon
¿Quién se cree que el uso de la peluca queda relegada a vedettes y gente del espectáculo? El mundo de la alta política también hace uso de pelucas, postizos, peluquines e implantes desde los tiempos de Luis XIV que posaba hecho una reinona. La transición española no se entiende sin la icónica peluca de Santiago Carrillo cruzando la frontera. La líder de UpyD Rosa Díez acudió hace unos años a una fiesta de Vogue con un postizo que la convirtió en la envidia de la ínclita Pilarita de Gran Hermano No es peluca propiamente pero el líder socialista, ex ministro y ex presidente del Congreso José Bono saltó a la actualidad por implantarse pelo y paliar así su alopecia galopante.
Una de las gracias de usar pelucones es no engañar a nadie y acudir a eventos de forma diferente y exagerada. Las reina del asunto es sin lugar a dudas la inefable Lady Gaga, de la que no conocemos su cabellera natural. Antes que ella la Reina Madre del Pop, Cher, ya había convertido este complemento en un atuendo habitual de sus apariciones públicas y Britney la lucía sin tapujos en su época de locura. Katy Perry, Shakira o Nicky Minaj, siempre a la zaga de las tendencias en el pop, han tomado buena nota.
Las exigencias del guión han hecho que muchas figuras de la interpretación hayan tenido que ponerse pelo artifical para sus papeles cinematográficos. Penélope Cruz apareció rubia platino en algunas escenas de 'Los abrazos rotos', Gary Oldman se convirtió en un canoso vampiro en el Drácula de Ford Coppola. En 'Mad Max' las pelucas de David Bowie eran casi más importantes que los efectos especiales.
Hay pelucas y postizos que deberían estar en museos de arte contemporáneo por su contribución al mundo del pop. En este grupo entran, sin género de dudas, la famosa cola de caballo de Madonna durante su época de 'Ambición Rubia'. Los peluquines de Leonardo Dantés y El Dioni son dos bastiones de la cultura trash española. El moño de la fallecida Amy Winehouse también podría entrar en esta categoría.