Carmen Martínez Bordiu y José Campos crean su realidad para ser portada de Hola
Normalmente los reportajes se hacen sobre acontecimientos que ocurren y de los que los medios se hacen eco, pero en las Revistas de Corazón muchas veces es al contrario. El personaje en cuestión piensa qué puede ser noticia y hace que en su vida ocurra eso que puede ocupar una portada. Carmen Martínez Bordiu es especialista en ello. La edad y la experiencia es un grado y ella es la senior de los contratos fijos del papel couché. Debe producir una serie de noticias al año que sean susceptibles de portada y para ello su vida tiene que estar en el candelero. Cuando una es más joven y está en edad de engendrar, casarse o divorciarse, es más fácil. Pero Carmen tiene una edad... es decir, sólo podría presentar a su nieto y de eso ya se ocupa su hijo; y ya ha cubierto el cupo de bodas y divorcios, vamos que una separación suya ya no merece ni una página.
La imaginación de Carmen no tiene límites y ella una vez al año se hace un viaje carísimo costeado por Hola que detalla con detenimiento en la revista. Agradecemos que no sea uno de esos humanitarios en el que el famoso se retrata con un niño famélico. Los Campos-Martínez Bordiu tienen un morro que se lo pisan (cosa de la que estamos muy a favor) y, hombre, disimulan poniendo alguna disculpa pero ellos se van de viaje y ya está, a disfrutar, sí, ¿algún problema? Ninguno, excepto la envidia que personalmente me produce.
Esta vez la justificación merece un premio. Imagino a Carmen y a José en su casa de Cantabria, al calor de la chimenea, quizá con una piel de oso sobre la que se recuestan y una copa de vino... Carmen comenta como quien no quiere la cosa que se acerca la fecha de la exclusiva de Hola y que deben pensar en un destino. José le dice que no sabe. Carmen le pide que haga un esfuerzo, que piense en el sitio más caro que se le ocurra y él responde que el Ártico. Vale, hasta ahí bien, pero ¿cómo justificamos el viaje, cuál es la noticia? Una vez descartada la expedición científica o la búsqueda del Yeti, tienen la solución. Van a reconciliarse. Y tienen ya el titular: "Ha sido un año difícil, necesitábamos aislarnos y recuperar nuestra intimidad", es el real, no es una más de la sarta de tonterías que digo más arriba.
Pues sí, ellos para tener intimidad se tienen que ir al fin del mundo (con la de casas rurales tan aisladas que hay por los montes de Cantabria). Eso sí, acompañados por un redactor y un fotógrafo de Hola y pasándolo fatal porque no me dirán ustedes que definir el viaje de esta forma (“la sensación térmica era de 20 grados bajo cero y bañarte en un mar helado con focas, sabiendo que en cualquier momento puede aparecer un oso dispara la adrenalina”) quiere decir que uno lo ha pasado bien.