Aunque ya hay varios sesudos estudios técnicos sobre el asunto, todavía no se puede confirmar plenamente que las fotos de Scarlett Johansson desnuda que han aparecido en Internet como la erupción del Vesubio sean verdaderas. Lo cierto es que Los Angeles Times ha relacionado el incidente con un supuesto hackeo de móviles de famosos en marzo que afectó a Jessica Alba o Vanessa Hudgens, entre otras, y la web TMZ ha publicado que, según sus fuentes, Scarlett se lo habría tomado como un acto delictivo.
Y ahí sí que no hay error. Robar las fotos de un teléfono móvil es un delito contra la intimidad. Y difundirlas por Internet, un agravante de ese delito. En España, según el Artículo 197.2 del Código Penal, castigado con de 2 a 5 años de cárcel.
No obstante, esta presunta violación de la intimidad ha revolucionado Twitter. Como es habitual en este espacio, el tono general de los tuiteos ha sido de humor descarnado, aunque llama la atención que personajes conocidos, como el periodista de Público Iñigo Sáenz de Ugarte, se hayan quejado, obviamente de broma, tildando de delito que se estén pixelando y ocultando los pechos y el culo de la actriz en los medios que dan la noticia.
Parece que como de Scarlett nos separa un océano sus derechos se ven muy, muy pequeñitos desde aquí. En este sentido, el ejemplo de su compañero de empresa Berto Romero es paradigmático. El humorista ha enviado también a Twitter una parodia de la fotografía de Scarlett en el cuarto de baño.
Por mucho halo de solidaridad que quiera darse, reproducir la composición, postura y gestos de unas fotos que Scarlett nunca que quiso que nadie viera hasta que se las sustrajeron ilegalmente no es otra cosa que una mofa. Y contrasta con la entrada que publicó el 2 de septiembre en su blog 'Persona, animal o cosa' sobre las fotos que sacó Cuore de Elena Anaya con su novia Beatriz Sanchís desnudas en la playa. Al humorista se le había quedado grabada una de las imágenes, la de Beatriz Sanchís de espaldas, agachada, en la que se le veía en todo su esplendor el culo. Tachaba la elección de esa fotografía para el reportaje de "pura y simple maldad" y sugería que los compañeros de Cuore irían al infierno.
Pero no. No le dio por parodiar esa escena y mandarla a Twitter. La diferencia es que el robado de Elena Anaya es perfectamente legal por tratarse de fotografías tomadas en un espacio público. Con Scarlett se ha cometido un delito. Eso sí que no es divertido.