Durante años fue la mujer más querida de América. Con todo lo que eso implicaba. No había mortal que se atreviese a discutir el sentido del humor de Ellen DeGeneres. Hasta que un día todo saltó por los aires. Un extrabajador de su programa la denunció públicamente por ambiente tóxico y acoso laboral. Y luego apareció otro testimonio, y otro, y otro. Hasta que ese país que tanto la adoraba terminó por cancelarla.
Aquella humorista que pedía cada mañana a su audiencia que fuesen amables con los otros ('Be kind' era su lema de vida) parecía no cumplirlo con las 270 personas que están a su cargo. De ahí que su futuro pasase a ser incierto. ¿Qué pasaría a partir de ahora? ¿Seguiría tirando de sarcasmo después de que medio planeta la viese como el ogro de la televisión en abierto? Pues sí, Ellen ha vuelto, y lo ha hecho pidiendo perdón.
DeGeneres era muy consciente de la expectación. "Si estás viendo esto porque te gusto, gracias, y si lo haces porque no te caigo bien, ¡bienvenido!", dedicaba a sus haters con nervios evidentes. Estaba "ansiosa" por poder abordar el caso con su público. "Lamentablemente no he podido hacerlo en persona, hablar directamente con la gente ha sido ilegal durante seis meses", decía con humor. Hasta que se puso seria.
"Como habréis escuchado, este verano se han producido varias denuncias por un ambiente de trabajo tóxico en nuestro programa. Y luego hubo una investigación. He descubierto que aquí sucedieron cosas que nunca deberían haber sucedido. Me lo tomo muy en serio. Y quiero decir que lo siento mucho por las personas afectadas", defendía mirando a cámara. "Sé que estoy en una posición de privilegio y poder, y me doy cuenta de que eso conlleva responsabilidad. Y asumo la responsabilidad de lo que sucede en mi show".
El programa lleva su nombre. No hay marquesina, taza, plasma o "ropa interior" en la que no ponga Ellen DeGeneres según cruzas la puerta del estudio. Por eso estas palabras. Como promesa, después de varias reuniones, tanto ella como el equipo directivo han realizado "los cambios necesarios" para empezar "un nuevo capítulo". Pero no valía con generalidades. El mayor porcentaje de las denuncias (y de la investigación posterior) iban dirigidas a ella, a su actitud con sus empleados. Esta fue su justificación.
"Soy la persona que veis en televisión, pero también soy muchas otras cosas. A veces me pongo triste, me enfado, me pongo nerviosa, me frustro, soy impaciente... Y estoy trabajando en ello, estoy en desarrollo, sobre todo en el aspecto de la impaciencia", aseguraba. Según ella, 17 años con el programa son suficientes para demostrar que no ha "engañado" a su audiencia. "Esta soy yo y mi intención siempre es ser la mejor persona que pueda ser. Y si alguna vez he hecho daño a alguien o he herido sus sentimientos, lo siento muchísimo".
A partir de ahora, si ese público que hace nada la odiaba logra perdonarla, la intención de DeGeneres es aprender de esto, tomarlo como una oportunidad y que cada uno de sus trabajadores "sea feliz y esté orgulloso de trabajar aquí". ¿Conseguirá Ellen ser la primera celebridad que consigue sobreponerse a la cultura de la cancelación?