La cumpleañera compartía con sus paulistas un momento 'gym at home' el pasado viernes, y lo acompañaba de unas palabras de ánimo para todos aquellos que quieren comenzar a trabajar duro su cuerpo: "No valen las excusas, en cualquier sitio se encuentra un rincón perfecto, no hace falta tener un kit de entrenamiento, ni cargar con conjuntos ideales, ni marcar una hora concreta... si se quiere se hace".
Las críticas, sin embargo, volaron de seguidor a vip a los pocos minutos:
Este ataque hacia su persona no lo pudo (ni quiso) consentir, por lo que respondió en la misma conversación bastante molesta: "Para ser graduada en psicología tienes muy poca por lo que veo... No digo que yo no tenga un kit o 10, que no tenga un modelito o 20... No te equivoques y no quieras equivocar a los demás... Digo que no son necesarios, que si se quiere se hace, donde sea y como sea... Y eso se llama motivación. De nada guapi".
Pero no es la única 'insta-indignada'. Uno de los que más se encara por escrito es su ex marido David Bustamante. Su temperamento más visceral le impide pasar por el aro con ciertos comentarios y más cuando se ataca a su familia.
En 2014, subió un vídeo patinando solo y una de las usuarias le provocó cuestionando su dedicación a su hija y a la que era su mujer.
Bustamante no aguantó más y respondió bastante enfadado a la acusación: "Mi hija con la bici al lado mío, mi mujer trabajando y tú tocando los cojones por ser indiscreta y amargada".
También, con el mismo pretexto de 'mala madre', se atacó a Soraya Arnelas. La cantante, recién dada a luz, quiso manifestar su felicidad y la de su pareja subiendo una foto en la que anunciaban que se iban "a celebrarlo en el mejor sitio que podía haber".
Los comentarios se clavaron como dardos en el corazón de la celebrity cuando se le reprochó dejar a su recién nacida con los abuelos mientras ella se iba por ahí. Dolida, aclaró su opinión sobre todo lo que estaba transcurriendo en redes, expresando con mayúsculas su enfado:
Tampoco podemos pasar por alto el enfrentamiento de hace un año de Justin Bieber. El cantante no es muy amigo de las críticas y estalló en Instagram contra sus fans. ¿Qué bando tenía razón? Su ex, Selena Gómez, se unió a los Beliebers sin dudarlo.
Los seguidores no estaban muy a favor de su 'affaire' con la hija de Lionel Richie y no paraban de criticarlo en comentarios. El vaso de Bieber acabó llenándose y amenazó con poner privada su cuenta si el "odio no paraba de cesar".
Selena Gómez se puso de parte del club de fans y le recomendó socarronamente: "Si no puedes manejar el odio, entonces deja de publicar imágenes con tu novia. Debería ser especial y quedar solo entre vosotros el tema. No te enfades con tus seguidores. Ellos te quieren y te apoyan desde antes que nadie lo hiciera".
Bieber entró todavía más al trapo después de esto. En caliente comentó: "Es gracioso ver a gente que me usó para tener atención y todavía tratan de apuntarme. Qué triste. Con amor", aunque lo borro al instante.
Tania Llasera ha tenido que aguantar todo tipo de opiniones sobre su físico. Cuando no es su talla, es su aspecto o el uso que hace de la red social. La última falta de respeto se ha producido el pasado mes de julio y por mensaje privado.
Ella ha hecho pantallazo del mismo y ha contestado con una publicación en su muro: "A las niñas y mujeres se nos define demasiado según nuestra belleza. Y quiero expresar que no lo es todo, además, no da la felicidad. Hay atributos mucho más interesantes: la inteligencia, la perspicacia, la gracia, la alegría y una infinidad más. Prefiero ser no guapa y ser luminosa, feliz, sana y natural. Todo el resto, de todos modos, caduca. ¿Quién decide qué es la belleza?".
El ex portero del Real Madrid, Iker Casillas, no ha consentido ni una falta de respeto de ningún usuario. Hace tres años, la guerra en el insta-muro sobrepasaba el listón con comentarios 'hardcore' e insultos. En una foto de Sara Carbonero con el pequeño Martín en la playa, cuando todavía era un bebé, un seguidor escribió: "Tíralo pal agua haber si flota topó". Casillas se tomó la licencia de contestar sin ápice de delicadeza: