Familiares y amigos dan el último y emotivo adiós a Jaime Ostos en su ciudad natal

Hace apenas unas semanas, Jaime Ostos perdía la vida víctima de un infarto. El diestro, que falleció en Colombia mientras se encontraba de viaje con su (tercera) mujer, María de los Ángeles Grajal, se encontraba en plena forma, a pesar de estar a punto de cumplir 91 años. El de Écija, cuyo cuerpo fue incinerado en el país latinoamericano, ha sido enterrado en su ciudad natal, donde este sábado ha recibido un cálido último adiós por parte de su familia y seres queridos.

Muy afectada por la pérdida se ha podido ver a la viuda del torero, que no ha podido evitar contener las lágrimas mientras abrazaba las cenizas del gran amor de su vida. A su lado en todo momento, su único hijo en común con Jaime Ostos, Jacobo.

Los restos mortales del diestro descansarán en la parroquia de Santiago, la misma en la que se ha tenido lugar la liturgia, a los pies de un monumento en su honor. Por el momento, y mientras se espera a que el ayuntamiento conceda los permisos necesarios, las cenizas de Jaime Ostos serán guardadas en un nicho situado tras el altar mayor.

Al funeral – el segundo celebrado esta semana, el primero tuvo un carácter mucho más multitudinario y en él se pudo ver a grandes amigos y compañeros de profesión del torero, como José Ortega Cano, Bigote Arrocet o Carmen Lomana, entre otros muchos – no han faltado las hijas del difunto, Gabriela, la mayor de sus cuatro vástagos, y Gisela, la tercera, que recibía emocionada un ramo de flores en memoria de su padre.

Jaime Ostos falleció el pasado 8 de enero. Debido al protocolo de repatriación, las cenizas del torero no han pudieron ser trasladadas hasta la localidad andaluza hasta hace tan solo unos días. Esto ha provocado también que se retrasen los últimos homenajes a esta importante figura del toreo español.

A las dos misas litúrgicas en honor al difunto que se han celebrado estos días hay que sumarle la última vuelta al ruedo que los familiares y más allegados de Jaime Ostos, así como su cuadrilla, quisieron dar junto a sus cenizas en la mítica plaza de la Maestranza de Sevilla. Una vuelta honorífica que culminó con su despedida en la Capilla del Baratillo, tradicionalmente vinculada a la tauromaquia.