Jonathan Rhys Meyers fue encontrado en la tarde del martes tirado en el suelo de su casa de Londres por los servicios sanitarios. Se desconoce quién les avisó y qué le ocurrió al joven actor, pero todo apunta a una sobredosis de pastillas, según publica 'The Sun'.
Su supuesto y trágico intento de suicidio tuvo momentos frenéticos cuando se negó a ser atendido. Después de media hora, los paramédicos decidieron llamar a la policía para que interviniese. Así, fue llevado en una ambulancia a un hospital cercano.
Scotland Yard ya ha confirmado que "los oficiales fueron llamados por los Servicios de Ambulancias de Londres después de que el paciente rechazara el tratamiento".
A primera hora del miércoles fue dado de alta. Preguntado por 'The Sun' sobre su estado, con los ojos rojos, se limitó a contestar: "Sin comentarios".
A principios de este mes Rhys Meyeres se registró en un centro de rehabilitación de cinco estrellas en el sur de África (ya era la quinta vez que pasaba por un centro similar para tratar de curarse de su adicción al alcohol).
Al parecer, sus problemas con la bebida se remontan a 2007, cuando tuvo que ser ingresado tras el fallecimiento de su madre. Pocos meses después fue arrestado en el aeropuerto de Dublín por quebrantar la paz y estar borracho.
Por si esto fuera poco, se rumorea, que su novia de toda la vida, Reena Hammer, le había dejado.
La carrera de Jonathan Rhys Meyer se disparó cuando Neil Jordan le eligió para el egregio papel de asesino de Michael Collins. Todo un reto para un irlandés, pues Collins era el padre de la patria. El siguiente paso de gigante lo dio con Velvet Goldmine, donde con un look andrógino reivindicó todo aquello que torpemente revisita el estilismo metrosexual, el Glam de los años setenta. Hasta llegó a cantarse unas tonadillas en la banda sonora.
No obstante, su entrada en el olimpo del cine fue por su papel en Match Point. Ese regalo que Woody Allen le hizo a Londres. Jonathan interpretó a un trepa sin escrúpulos, un profesor de tenis, que termina asesinando a su amante. En el momento de salir airoso del crimen, y haber matado a Scarlett Johansson nada menos, el cielo grisáceo londinense se reflejó en sus ojos claros y el fotograma quedó grabado a fuego en los cinéfilos del todo el mundo.
Y de ahí, al cielo, que hoy en día se halla en la pequeña pantalla y las series, con su papel en los Tudors. Serie con la que también ha conquistado los hogares españoles. Precisamente ahora acababa de grabar los últimos capítulos.