Los fieles oyentes de Julia Otero sospechaban a principios de este 2021 que algo acontecía a la periodista. Su atípica y frecuente ausencia en el programa de radio que lidera generó cierta preocupación entre sus seguidores, que pronto conocerían de su propia voz el motivo de peso por el que estarían durante una larga temporada sin su compañía. Su médico, el oncólogo López Otín, se topó con “unos centímetros de células egoístas, de esas que van por libre” y que todos conocemos como “cancerígenas”. En una llamada telefónica con su equipo, la locutora anunciaba que aparcaba sus compromisos profesionales para centrarse en el tratamiento contra esta enfermedad, de la que ya está totalmente recuperada.
“Estoy viva y guerra”, eran las palabras que empleaba a finales de octubre para comunicar que estas “células egoístas” habían desaparecido de su cuerpo, apostillando que es consciente de que tendrá que pasar un lustro para dar el “asunto por zanjado”. Además, la periodista aprovechaba la ocasión para agradecer lo arropada que se ha sentido en este proceso y para descubrir un “nuevo look” que no desea a nadie: “El pelo debilitado pedía un corte, y sí, más delgado. Os contaría la dieta tan exitosa, pero casi mejor que no la probéis nunca”, aseveraba en sus redes sociales.
Julia hablaba este martes con nuestros compañeros de Catalunya Radio y reiteraba sus anteriores declaraciones: “He superado el cáncer, aunque todos sabemos que el cáncer es una espada de Damocles que dura cinco años como mínimo. Por lo tanto, soy siempre muy prudente, pero a estas alturas no tengo ni una sola célula cancerígena”. Sin embargo, ha descubierto que aún sufre las secuelas del tratamiento. “Todavía están: tengo una neuropatía periférica en las manos y en los pies, que hace que prácticamente no tenga sensibilidad. Es decir, que id con cuidado conmigo porque no tengo tacto. En vez de cinco sentidos, me quedan cuatro en estos momentos”, ponía humor a la situación.
Sobre su futuro más inmediato precisó que lo fundamental es retomar su rutina personal y profesional. “Hay cosas muy molestas, pero estoy bien, estoy viva y estoy con ganas. Espero que antes de navidad pueda sacar la cabeza y que a partir de enero ya pueda volver a mi vida normal”. Una vuelta a la monotonía que llega después de un bache que le ha enseñado a valorar lo fundamental: "Todo es muy reciente, todo está muy tierno, pero me encuentro con ganas, con fuerza. También es cierto que un año como este te cambia por dentro: cosas que ni me había fijado, ahora son importantes para mí y cosas que me interesaban muchísimo hace un año ahora me interesan menos".