Como a toda buena celebrity que se precie, a Katy Perry le sobrevuelan con insistencia los rumores de embarazo desde que decidió pasar por la vicaría para convertirse en la señora Brand. Más aún desde que (¡a quién se le ocurre!) confesó que le encantaría tener niños.
Hace pocas semanas que los cuchicheos volvían a la carga. A Katy se le había ocurrido salir en público con un vestido más ajustado de lo normal que le marcaba una incipiente barriguita.
Los medios aprovecharon la pasada gala de los American Music Awards para preguntarle a la cantante sobre su futura maternidad, pero ella, con cara de pánico, se apresuró a gritar con rotunda negativa que ni ella ni su marido, el cómico Rusell Brand, iban a ser papás.
“Me encantan las hambuguesas de In-N-Out y los Taco Bell, pero si vosotros queréis embarazarme es vuestro problema”, contestó Perry dejando claro que si había ganado unos kilos era por su hedónica afición por la gastronomía del lugar.
Además, para disipar dudas, quiso dejar claro que, aunque piensa en la maternidad para un futuro, en el presente tiene una razón muy clara por la que ni se lo plantea: “Todavía me encanta beber alcohol así que, por el momento, no quiero quedarme embarazada”.
Así que por el momento, tanto Russell como ella seguirán compartiendo su amor con lo más parecido a una criatura que tienen a su cuidado en casa: su conejito Abracadabra. La descendencia con apellidos propios parece ser que tendrá que esperar.