"Un momento puede crear un movimiento. Este es nuestro momento. Este es nuestro movimiento". Bajo este lema, Milano (amiga de la ahora exmujer de Weinstein) ha provocado una revolución que, en apenas 24 horas, ya cuenta con más de 500.000 apoyos. Muchas voces han sido anónimas, pero otras, como la de la antes mencionada Gaga y otras actrices como Evan Rachel Wood, Anna Paquin o Debra Messing han confesado que ellas también sufrieron esta lacra.
Kaya Jones, exmiembro de Pussycat Dolls, no solo se ha conformado con el hashtag. Gracias al apoyo de todas estas mujeres que se han decidido a hablar, la cantante se ha atrevido a hablar de la girl band. "Trataron de silenciarnos, pero nos hicimos más fuertes. Intentaron drogarnos, pero estuvimos más lúcidas. Intentaron ponernos en la lista negra, pero los fans nos siguieron. Ya no somos niñas. ¡Todos sufrimos abusos! A mí me amenazaron de que si hablaba terminarían con mi carrera, o incluso mi vida", manifiesta.
La cantante Björk, “inspirada por las mujeres” que han contado sus testimonios, ha echado mano de su cuenta de Facebook para hablar de una industria en la que “humillarse y rebajarse sexualmente era la norma”. Según relata, un director con el que trabajó hace décadas la "castigó" por llevarle la contraria. La islandesa no entra en detalles con respecto a lo ocurrido, pero sí confirma que provocó su salida del cine debido a los años que le costó recuperarse.
Fuera de las redes, concretamente en una conferencia, otro nombre que se acaba de sumar a este movimiento ha sido Reese Witherspoon. Para ella, el hecho de que se haya tirado de la manta de la cara B de Hollywood le ha hecho "recordar y revivir muchas situaciones desagradables”. Tal y como cuenta, con 16 años fue agredida sexualmente por un director de cine. Ahora, después de décadas callada, es cuando la intérprete lo hecho público al haberse sentido "menos sola esta semana" que otras muchas veces a lo largo de su carrera.
América Ferrera, por su parte, no solo ha reaccionado al #MeToo de Milano, sino que ha contestado contando una terrible experiencia que le tocó vivir de niña: “La primera vez que recuerdo que fui víctima de una agresión sexual, yo tenía 9 años. No se lo conté a nadie y viví con la vergüenza y la culpabilidad, como que si yo, a mis 9 años, fuera responsable de las acciones de un hombre adulto. Tuve que verlo durante mucho tiempo. Él me sonreía y me saludaba y yo cuando pasaba a su lado siempre lo hacía corriendo. La sangre se me helaba…".