Las mil y una profesiones de Harrison Ford
MATEO SANCHO CARDIEL (EFE)
14/01/201115:18 h.Empezó como el carpintero más sexy de Hollywood. En la ficción, Harrison Ford también ha demostrado que le gusta cambiar de oficio, del periodismo en su nueva película, 'Morning Glory', a la presidencia de los Estados Unidos en 'Air Force One', pasando por el arqueólogo más famoso del mundo, Indiana Jones, o el capitán del Halcón Milenario en 'Star Wars'.
Desde el bendito san José, no había habido un carpintero con mayor proyección internacional que Harrison Ford, para quien aquello de "madera de estrella" nunca fue una expresión tan literal. "Decidí ser actor porque me ofrecía la oportunidad de vivir diferentes vidas. Por eso, la profesión sobre la que nunca he hecho un papel ha sido la de actor", reconoció en Madrid, en la presentación de su último filme 'Morning Glory'.
"No quiero ser periodista, pero siento un respeto por esta profesión, especialmente por aquellos como mi personaje". Efectivamente, Harrison Ford interpreta en esta comedia de Roger Michell a un periodista de la vieja escuela, que se rasga las vestiduras frente a una nueva generación tendente al sensacionalismo.
Ford, que nunca ha sido especialmente simpático con la prensa, dice que, pese a la amplia paleta de profesiones en la ficción, siempre busca aquello que tienen "en común todos los seres humanos". En el caso de la película que nos ocupa, el haber cometido el error de haberse dedicado mucho al trabajo y poco a la familia.
Especialista como carpintero en la artesanía de madera, en el cine Harrison Ford pasó a la tecnología punta (o más allá) de la mejor ciencia ficción de los setenta al comandar la nave Halcón Milenario de la legendaria saga de George Lucas 'Star Wars'. Era su primer papel importante en cine y el que le lanzó, literal y figuradamente, al estrellato.
Aunque los protagonistas verdaderos eran Mark Hammill (Luke Skywalker) y Carrie Fisher (la princesa Leia), Ford empezó a demostrar su carisma y, como buen piloto, dirigió el rumbo de su carrera hacia algo más allá que Han Solo. "¿Sabes? A veces me sorprendo hasta de mí mismo", decía su personaje. Y vaya si sorprendió.
Aunque el papel iba a ser para Tom Selleck, un golpe de suerte hizo que Harrison Ford protagonizase una nueva trilogía multimillonaria, la de Indiana Jones, también vinculada a George Lucas, pero sobre todo dirigida por Steven Spielberg. Un látigo y un sombrero forjaron el mito, aunque al actor le encantaba brillar, como la rata de biblioteca que era el doctor Jones en periodo lectivo.
Primero fue en busca del Arca de la Alianza, luego del Templo Maldito, el Santo Grial y, en plan reencuentro de amiguetes, de la Calavera de Cristal, que volvió a arrasar en las taquillas, aunque Harrison Ford ya tenía mucha más edad de la que tuvo Sean Connery cuando interpretó al padre de Indie en la tercera entrega.
Harrison Ford nunca ha sido considerado un gran actor, pero, si hubo un director que exploró mejor que nadie sus registros, ése fue Peter Weir, que le hizo merecedor de su única candidatura al Óscar por 'Witness'. Clásico absoluto de los años ochenta, a pesar de que el actor se metió en la piel de un inspector de policía, nunca estuvo tan lejos de la acción.
Tímido y desubicado entre la comunidad amish de Pensilvania, allí seducía a Kelly McGillis mientras investigaba un asesinato. Nunca Ford estuvo tan sensible y taciturno, lo que no le hizo perder su poder de seducción, escena de amor en un pajar incluida. Volvería a ser policía en 'The Devil's Own'.
La película fue un fiasco comercial, pero está considerada uno de sus mejores títulos. De nuevo, bajo las órdenes de Peter Weir, pero esta vez mucho más desaliñado y sudoroso, porque 'The Mosquito Coast' es el lugar tropical al que se desplaza el científico desquiciado al que interpreta para huir del consumismo.
Basada en una novela de Paul Theroux, esta película de 1986 le granjeó una nominación al Globo de Oro y es quizá el título más adulto de su filmografía. Por lo menos, en ella da vida a su personaje más al límite, pues, cuando busca alejarse de los males del mundo moderno, se encuentra con una realidad individual todavía más escalofriante.
Melanie Griffith y Sigourney Weaver se llevaron todos los honores en 'Working girl', una comedia clásica de finales de los ochenta. Pero, entre lápices de labio rojos, cardados y hombreras, lo cierto es que Harrison Ford estaba impecable como hombre de negocios atrapado entre dos mujeres de armas tomar.
Bajo la dirección de Mike Nichols y siempre vestido con traje, que para eso era la época de explosión "yuppie", la ligereza nunca le sentó tan bien, y mantenía el tipo sin despeinarse, mientras Melanie Griffith, en el papel de su vida, le decía aquello de "tengo una mente para las finanzas y un cuerpo para el pecado".
Lo principal era huir de las autoridades para poder demostrar su inocencia, pero el Richard Kimble de 'The Fugitive', tanto en la serie como en la película de éxito de 1993, era un prestigioso cirujano que, si no fuera por sus conocimientos en anatomía y su contacto con las tiendas de ortopedia, nunca podría haber demostrado que quien mató a su mujer fue, en realidad, un hombre bajo y manco.
Una vez más, fue su compañero de reparto, esta vez Tommy Lee Jones, el que se llevó las alabanzas -Óscar incluido-, pero con su salto al vacío desde el desagüe de una presa o su inquietante huida tras un accidente de autobús con la barba bien poblada, Ford demostró que era él quien tenía el poder en la taquilla.
Nunca un presidente de los Estados Unidos fue, ni probablemente será, tan apuesto, pero Harrison Ford, a las órdenes del alemán Wolfgang Petersen, hizo todo lo posible para resultar convincente como el hombre más poderoso del mundo en 'Air Force One'.
Con Glenn Close como vicepresidenta de su gobierno en la ficción y Gary Oldman haciendo de malvado general ruso, la cinta fue otro de los éxitos de Ford a final del siglo XX y planteó un tema -aunque con somera reflexión- que estaría muy en boga en el nuevo siglo: la elección de un individuo entre salvar a los suyos o salvar al mundo. "Harry", como siempre, pudo con todo.