'Millennials', oficialmente agotados: 7 consejos de experta para sobrellevarlo
Como explica, el trabajo sale adelante, las tareas importantes también ("nuestra capacidad para agotarnos y seguir trabajando es nuestra característica más valiosa"), pero existe un permanente estado de carga mental en el que siempre hay algo por hacer. Es fácil reconocerse en esa sensación de que el tiempo libre o de ocio se podría estar aprovechando para adelantar trabajo y resulta pesadísimo tener que hacer algo, a priori tan sencillo, como contestar un WhatsApp de una amiga. Un estado crónico de agotamiento y ansiedad propio de la generación con el que hemos aprendido a convivir y cuya solución es sistémica. ¿Cómo sobrellevarlo?
De lo concreto a lo general (como ese disco de Doble Pletina): primero acabar con esa lista de tareas pendientes. Según explica a Divinity.es Berta Pinilla, psiquiatra y psicoterapeuta del Grupo Doctor Oliveros, "aparcamos esas pequeñas tareas pendientes porque no las consideramos de primera prioridad. Centrados en nuestra actividad laboral o en lo inmediatamente necesario, otras tareas van quedando en una lista de cosas por hacer que aumenta cada día". Pedir una cita médica, llevar a arreglar unos zapatos, una gestión en el banco... Van generando una carga mental, "no nos olvidamos de ellas", apunta Pinilla. "Arrastrar esa enorme lista de cosas por hacer nos genera esa sensación y también un sentimiento de no poder llegar nunca, lo que no hace más que alimentar esa tendencia a procrastinar, a encontrarnos abatidos y paralizados ante su realización". Para abordarlas, propone:
1. Identificar cómo nos hace sentir esta carga y por qué nos encontramos paralizados ante ella.
2. No visualizar la lista de forma global, sino ir a por una sola tarea cada vez. Sin mirar las demás. De esta manera, aunque sigan quedando cosas pendientes, nuestra sensación será más satisfactoria con nosotros mismos y esto impulsará a seguir resolviendo otras tareas.
3. Fijar fecha y hora para realizarla y tacharla por fin de la lista. Solo así podremos romper con esa sensación de parálisis.
No, el tiempo durmiendo o tumbada sin hacer absolutamente nada no es tiempo perdido. El tiempo libre o de vacaciones se convierte, como señala certera Petersen, en tiempo para realizar otra serie de tareas: los libros que te tienes que leer, las pelis que tienes que ver, los sitios a los que tienes que ir si visitas esta ciudad y hasta cómo es la foto de vacaciones con apariencia completamente relajada que tienes que postear. Esa necesidad de exprimir el tiempo constantemente que jamás le he visto a mi abuela, aunque no haya parado quieta en 84 años. O, directamente, empleamos el tiempo de descanso en seguir trabajando. Y eso (oh, sorpresa), también nos agota.
"Con la existencia de dispositivos móviles ahora llevamos nuestro trabajo a cuestas a tiempo completo, lo que unido a una elevada presión por ser más eficientes y cumplir con objetivos en ocasiones poco realistas, nos pone en riesgo de estar dedicados en exclusiva a nuestra actividad laboral sin prestar atención a otras parcelas de nuestra vida", señala Pinilla. "Muchas veces no obtendremos el reconocimiento personal o económico a tan gran esfuerzo, lo que puede desembocar en problemas de ansiedad, depresión o el conocido burnout". Basar nuestra realización personal únicamente en nuestro trabajo es por ello un peligroso error.
4. "La mejor manera de no caer en esta dinámica es poner límites claros al tiempo dedicado al trabajo. Establecer un horario fuera del cual no estar disponible, si es necesario bloqueando tu correo electrónico, apagando el teléfono o dejando tu ordenador en el lugar de trabajo", aconseja la doctora.
5. ..."Y reservar un espacio bien definido para las actividades de ocio, para disfrutar de una actividad deportiva, de la familia o de una buena lectura" (sin presiones).
Como confirma Pinilla, el agotamiento "se ha convertido en una especie de tono vital o melodía de fondo que nos acompaña y que puede pasar desapercibido con el ajetreo del día a día". Y sin duda, poder identificar lo que está ocurriendo y conocer por qué nos sentimos así, ayuda".
6. Pararse a pensar y analizar cómo nos sentimos es el primer paso para combatirlo.
7. Lo siguiente: "Poder verbalizar el malestar y compartirlo, esto ayuda a comprenderlo. Y recurrir a un profesional que nos ayude a salir de dinámicas que nos perjudican, dar nuevas perspectivas o formas de percibir nuestro mundo en ocasiones puede ayudarnos a ser más felices y protegernos de problemas de mayor gravedad".