Ya sabíamos por otras revistas que Piqué y Shakira habían pasado unos días de escapada romántica en un hotel de lujo del Lago Como. Pero el QMD aporta una serie de fotos y comentarios que nos hacen ver de otra manera estos días de amor sin fin.
El primer dato que llama la atención y nos gusta es que Shakira toma las riendas de la relación; según cuenta la publicación Piqué se acercó al hotel donde ella se alojaba (y seguramente había elegido). Un sitio romántico, que cuesta 1.400 euros por noche y donde la cantante había dormido la noche anterior porque había actuado en Milán. La imagen del futbolista millonario llevando a los sitios más horteras y más caros a su churri se ha acabado.
Ahora ella es la que invita a Piqué y decide dónde duermen (o no). Pero hay algo que no funciona. En las imágenes se les ve salir a la terraza en plan sport. En fin, yo no es por meterme donde no me llaman, pero teniendo en cuenta que en enero la joven rompió con su novio y que pongamos que llevan saliendo desde Febrero, la relación se supone que está en ese momento en el que una y uno no se atreven a mostrarse digamos que en chándal, ni a depilarse delante del otro o que cuando van al baño en un hotel, abren el agua del grifo para que no trasciendan los posibles sonidos escatológicos.
Lo normal hubiera sido que Shakira en vez de estar toda despeinada, con las raíces del tinte al aire y con unos pantalones blancos holgados y una camiseta como de andar por casa cuando uno lleva ya 10 años casado, estuviera en un deshabillé o, como mínimo con un modelito de esos un poco más monos y ligeramente sexys que se pueden encontrar en el mismo Oysho.
No decimos, aunque debería, que vaya vestida de Agent Provocateur, pero un pelín de coquetería no está de más. Shakira, hija, como empecemos así, te veo en un año con los rulos puestos y la mascarilla de arcilla andando por la casa.
Piqué aparece en algunas fotos con calzoncillos. Hombre, no puede decirse que sea el colmo de la elegancia, pero a tenor del cuerpazo que tiene, aceptamos esos slips ceñidos para que pasee en ese fin de semana romántico. Lo que llama la atención es que en otras instantáneas sale con una toalla tirando a pequeña cubriéndole el cuerpo.
En primer lugar: ¿un hotel de ese lujo no tiene un ajuar más confortable, es decir toallas tamaño sábana? Nos resulta difícil creerlo. Pero vamos más allá, ¿no hay albornoces? La imagen de ambos con un albornoz blanco es más neutra y mucho más sofisticada, hombrepordios, a ver si el recinto no es tan de lujo como dicen… O a ver si estos dos van a ser una especie de Paco Martínez Soria que no se traen las sábanas de su casa y no se atreven a usar el albornoz por si les cobran un extra.
En cualquier caso, todo esto podría pasarse por alto si no fuera porque, según podemos ver, Piqué no para de usar el móvil. A mi me van a perdonar. Pero si uno está con su pareja, a la que ve no muy a menudo, pasando 48 horas de pasión porque llevan cuatro meses saliendo, no es que, por supuesto, no se dedique a mandar mensajitos o mirar el facebook o el twitter es que no sale uno ni a la terraza, digo yo.
Yo, si fuera el ex de Shakira, estaría muy tranquilo. No es por nada, pero esas imágenes no trasmiten pasión ni nada de nada.