¡No! No se trata de la promiscuidad que la imaginación popular asocia a las supermodelos y los rockeros. ¡No! Tampoco se trata de un tropiezo más en la bien nutrida de escándalos biografía de Kate Moss. Se trata de un puño encuernado, no de una infidelidad, un puño astado del rock and roll.
Es uno de los coches que seguía a la novia en la comitiva nupcial. Los ánimos estaban calentitos y los puños se han encuernado espontáneamente. A saber qué iban escuchando para calentar motores. Porque ojo a la boda de Kate Moss y Jamie Hince. El cartel de sus nupcias era mejor que el de… ¿todos los festivales que se celebran este año en España? Los Rolling Stones e Iggy Pop, ni más ni menos, recoge The Sun que pueden tocar para la pareja. Sus diabólicas majestades y el padrino del punk rock.
Detrás de esta comitiva nupcial tan risueña iban camiones cargados de vodka y otros licores. Son tres días de fiesta. El País habla de hombres musculados desnudos con tatuajes ad hoc con el rostro de los novios, de Drag Queens para indicar dónde se encuentran los servicios… Lust for life!