El público ha dicho que debe abandonar el armario...
No son pocos los que han señalado que Ricky Martin ha escogido un momento muy particular para confesar su homosexualidad. Hacía ya bastante que su estrella no brillaba como hace una década. En 1999 vendió siete millones de copias en EEUU con su álbum Ricky Martin, pero en 2005 no pasó de las 200.000 con Life, su último álbum de estudio hasta la fecha. Eso, en matemáticas, es vender exactamente cuarenta veces menos. En cualquier caso ha esperado a tener el alquiler de sus casas pagado para la eternidad y no depender de una base de fans femeninas que puede perder interés y dejarle en la encrucijada, porque ya lo habían perdido en gran parte. A esto es a lo que se enfrentan cientos de celebridades que prefieren seguir llevando en secreto el tipo de género que se llevan a la cama. Y en un mundo en el que las fotos pasan de un móvil a Internet en lo que tarda un clic, es cada vez más difícil.
A este respecto surgió ya hace algunos años una expresión de lo más curiosa que le da otra dimensión al armario que conocemos de toda la vida: el armario de cristal. La gente sabe, pero no habla. No es extraño escuchar tras alguna salida del armario sonada: "eso ya lo sabíamos todos en el negocio". Para muchos Ricky Martin era uno de esos casos que ya todos conocían pero nadie mencionaba. Unas fotos de Ricky en la playa muy juguetón con un amigo ya habían hecho correr ríos de tinta hace unos cuatro años. Del mismo modo hay media docena de cantantes del panorama nacional e internacional que jamás han dicho esta boca es mía pero por los que ningún aficionado al pop medianamente informado apostaría por ver casados y con hijos en un futuro. El británico Mika o el español Miguel Bosé son algunos de los nombres que salen a la palestra.
Algo parecido le ocurría a Jodie Foster. En la industria era sabida su profunda amistad con la productora Cyndey Bernard desde que se conocieron en un rodaje en 1992 y a menudo se veía a Cydney acompañando a los dos hijos de Foster (de cuyo padre nunca se conoció la identidad). Pese a todo, jamás hacían ninguna aparición pública las dos juntas. Mientras tanto, a Foster no se le conocía relación con hombre alguno desde su juventud. En diciembre de 2007, durante una entrega de premios, Jodie empezó así su discurso: "gracias, mi bella Cydney, que permanece a mi lado en lo bueno y en lo malo". "Y ahí lo tienes", entonaron todos dentro de la industria de Hollywood antes de soltar su parte favorita: "esto ya lo sabíamos todos en el negocio".
Por cierto, durante la última década Jodie Foster sólo ha protagonizado una película de éxito, en contraste con una serie de éxitos encadenados en los noventa que la llevaron a ser una de las mujeres mejor pagadas de la historia del cine. ¿Estamos ante el mismo caso que el de Martin? También se parece al caso de Lance Bass, que salió del armario en 2006, cinco años después de que la banda que le hizo famoso, N'Sync, desapareciese. Carecía ya, por tanto, de una base de fans femeninas a las que podría alienar. La única otra cosa llamativa que hizo tras la separación de N'Sync, por si alguien quiere saberlo, fue intentar volar al espacio en una cápsula rusa y que MTV lo emitiese, aunque al final no consiguió ninguna de las dos cosas. Salir del armario es difícil, pero no tanto como salir de la atmósfera terrestre.
También se parece al caso de George Michael, que declaró su homosexualidad en 1998 y a la fuerza, cuando le pillaron haciendo cruising (búsqueda de sexo en lugares públicos) en un parque de Los Angeles. Para entonces, sus años como ídolo de adolescentes ya quedaban lejos. Pero eso nos lleva a otro tipo de salidas del armario, que son causa de fuerza mayor. En el mismo caso de Ricky Martin no faltan los rumores que apuntan a que sus declaraciones podrían servir para anular un chantaje que estaba sufriendo debido a la existencia de algún material que podría revelar su orientación sexual. El actor T. R. Knight, célebre por su papel de George O'Malley en Anatomía de Grey, sufrió un desagradable incidente con un compañero de reparto que, según varios testigos, le llamó repetidas veces “maricón” durante una discusión en octubre de 2006. El asunto se magnificó en los tabloides norteamericanos y apenas una semana después el propio Knight declaró a la revista People "Me gustaría acallar algún rumor innecesario que corre por ahí. No creo que el hecho de ser gay sea la parte más interesante de mí". Desde luego no lo era, pero cuando el bloguero superestrella Perez Hilton fue la cabeza visible de un sector gay que lo aupó como un nuevo héroe, seguro que no le sentó especialmente mal.
La salida del armario a la fuerza más legendaria, y también la más trágica, siempre será la del actor Rock Hudson. Puso rostro al SIDA en 1985, una década en la que la enfermedad estaba fuertemente unida a la homosexualidad para la opinión pública. Tanto que sus representantes se esforzaron durante años para que los medios creyesen que lo que lo estaba matando era un cáncer de hígado irreversible. Después de su muerte, su ex novio Marc Christian denunció que Hudson había seguido manteniendo sexo con él durante su relación de pareja aún sabiendo que padecía SIDA. Y varias autobiografías del actor empezaron a publicar los nombres de ex-novios del actor, cuyo cadáver aún estaba caliente.
Las mujeres se prodigan menos, aunque el caso de Jodie Foster dio esperanzas a activistas lesbianas de que otras actrices de primera división empezasen a revelar su condición sexual para ganar visibilidad en la sociedad. Cynthia Nixon, la popular Miranda de Sexo en Nueva York, no oculta que mantiene una relación con otra mujer, Christine Marinoni. Y dos de las mayores estrellas de televisión de la televisión norteamericana son abiertamente lesbianas: Rosie O'Donnell y Ellen Degeneres. La primera puso fin a años de rumores en 2002, cuando durante un show de comedia en un famoso club neoyorquino gritó directamente: "¡Sí, soy bollera!" ¡La gente se sorprende y se confunde, como si esto fuese una gran revelación para alguien!". En el caso de DeGeneres supuso una de las salidas del armario más sonadas de la televisión, al hacerlo al mismo tiempo que su personaje, también llamado Ellen, en la telecomedia que protagonizó durante la década de los noventa, también llamada Ellen. Actualmente tiene una de las relaciones más estables del faranduleo norteamericano con la también actriz Portia DeRossi (Ally McBeal). Samantha Fox,
ídolo erótico de los ochenta y la mujer más fotografiada de la década tras la reina de Inglaterra, puso fin a una carrera de altibajos amorosos con muchos hombres (incluido el torero español Rafi Camino, difícil de olvidar) cuando en 2003 declaró: “no sé si soy lesbiana o no. Lo que sé es que estoy enamorada de Myra. La amo completamente y quiero pasar el resto de mi vida con ella”. Se refiere a Myra Stratton, su representante, y en el colmo de la igualdad, en 2009 participó en Celebrity Wife Swap, una especie de Me cambio de familia en el que parejas de celebridades se intercambian durante un tiempo ante las cámaras. Lindsay Lohan dio un golpe de efecto al mantener un sonado romance con la DJ y socialité Samantha Ronson, pero quedó ensombrecido por su estilo de vida errático y sus múltiples adicciones. La prensa siempre dudó acerca de si aquello era amor u otra de sus excentricidades. La actriz nunca se ha declarado lesbiana, aunque sí admitió ser bisexual en unas declaraciones para la revista Harper's Bazaar.
Por cierto, la mujer más poderosa de la industria norteamericana (y por ende del mundo entero), Oprah Winfrey, nunca se ha declarado abiertamente lesbiana, pero los rumores nunca han dejado de circular sobre ella y su mejor amiga, Gayle King. King, antigua presentadora y actualmente editora de la revista de Winfrey, O. Oprah declaró en su revista en 2006: "entiendo por qué la gente piensa que somos lesbianas. No existe en nuestra cultura una definición para este tipo de lazo entre dos mujeres. Entiendo que la gente tenga que ponerle una etiqueta. ¿Cómo vamos a estar tan unidas sin que sea algo sexual?". Estos rumores se dispararon, por cierto, cuando Oprah participó en un papel secundario en la serie Ellen. Fue precisamente aquel en el que Ellen Degeneres se declaraba lesbiana.
Hay profesiones en las que hablar de homosexualidad puede resultar previsible y el tópico funciona a la perfección. Así, hablar de gays en el mundo del diseño haría que alguien tosiese de puro hastío al fondo de la sala. Pero otros campos artísticos tienen algún caso que aún puede sorprender. Por ejemplo, muchos directores de primera fila que dirigen superproducciones testosterónicas en Hollywood, tierra sagrada de las apariencias donde primero te casan y luego se inventan un cáncer para que nadie sepa que tienes SIDA, son abiertamente homosexuales. Entre ellos Bryan Singer (Sospechosos Habituales, la saga X-Men o Super Man: el retorno), Roland Emmerich (Independence Day, El día de mañana, Godzilla, 2012) y Joel Schumacker (Tiempo de matar, Batman Forever, Última llamada). Más llamativo es el caso de Larry Wachowski, director junto a su hermano Andy de la millonaria saga Matrix. Se sometió a una operación de sexo en 2009 y su nombre es desde marzo de 2010 Lana Wachowski. Aunque eso ya es arena de otro costal y podría para dar para un artículo para ella solita. Algún día.