Sólo hay dos cosas infinitas en este mundo: la estupidez masculina y la crueldad de los niños. Sobre este segundo axioma, Romeo Beckham acaba de añadir una prueba irrefutable más. No le basta con que su padre, ese hombre que en el momento de la fotografía le estaba cocinando un risoto, haya sido un 'galáctico' en el Real Madrid. Él ya ha elegido por su cuenta y se queda con el FC Barcelona. ¿Estará entrando en la edad natural, la fase edípica, de rivalizar con su padre, el bueno de Deivid? ¿Su defección se deberá a que tendrá el síndrome del Príncipe Destronado tras el nacimiento de Harper Siete? ¿No será sencillamente que se ha hecho del equipo que mejor juega del mundo, porque ya se le había visto con la camiseta de la selección española? Sea como fuere, dado el poder adquisitivo de la familia, no ha ahorrado en menudencias y se ha comprado la segunda equipación culé de porteros para esta temporada enterita, que para niños cuesta unos 60 euros la zamarra y el pantalón, 25.