"Es que la moda es para mear y no echar gota. Nos pasamos un montón; yo, desde luego", decía la caricatura de John Galliano creada por Muchachada Nui en uno de los más hilarantes sketches del programa, al grito de "¡libertad creativaaaaaaa!". Tanta libertad le acaba de pasar factura, al genio excéntrico a quien –por mucho que ahora vaya de nazi– siempre le ha inspirado el mundo gitano que mamó de niño en La Línea, localidad gaditana en la que vive su madre.
Después de ser arrestado el pasado jueves 24 de febrero por insultos antisemitas en un bar parisino, el diseñador fue suspendido provisionalmente de sus funciones como director creativo de Dior. Presuntamente, había soltado perlas como "eres tan fea que no soporto verte, llevas botas de gama baja, tus muslos son de gama baja, no tienes pelo, tus cejas son feas, eres asquerosa", según el diario francés Le Figaro. (A una servidora le intriga particularmente lo de "no tienes pelo" ¿?). Tres días después, a esta denuncia se sumó la de otra mujer, que además facilitó un mortífero vídeo al diario británico The Sun grabado en octubre de 2010 en el mismo local. En él, un Galliano solitario y totalmente curda dice: "La gente como tú debería estar muerta; vuestras madres, vuestros padres deberían haber sido todos gaseados. Adoro a Hitler".
Las reacciones no tardaron en aparecer. Prácticamente recién levantada tras la ceremonia de los Oscar en la que fue la gran triunfadora, Natalie Portman se apresuró a declarar: "Como una persona que se siente orgullosa de ser judía, no voy a estar asociada con el señor Galliano de ninguna manera". Con esto quería decir, probablemente, que ponía en tela de juicio su reciente contrato como imagen de uno de los perfumes de Dior. Pocas horas después, el presidente de Dior Costura, Sidney Toledano, lanzaba un comunicado en el que anunciaba el cese definitivo del diseñador y condenaba sus declaraciones. El desfile previsto para el 6 de marzo en París sigue, no obstante, adelante. Si uno se pone reflexivo, surgen interrogantes adicionales: ¿El hecho de que el propio Sidney Toledano sea judío podría explicar parte de la rabia antisemita del gibraltareño? ¿Estaba harto de su jefe? ¿El burnout llega a los divos?
Y así es como el 1 de marzo de 2011 se produjo la caída oficial de John Galliano, un indiscutible genio que no ha dejado de revolucionar la moda desde que en 1995 fuera nombrado director creativo de Givenchy y, un año después, de Dior, firmas pertenecientes al conglomerado del lujo LVMH. Las ventas de Dior empezaron a subir como la espuma desde entonces y las cuentas de la casa siguen pareciendo más que saneadas a día de hoy, lo que no ha impedido que ciertos rumores hablen de un despido ya cocinado. Los principales candidatos para sustituirle, según los ruegos y vaticinios que proliferan en Twitter, serían Ricardo Tisci (Givenchy), Alber Elbaz (Lanvin) y Olivier Theyskens.
Pero la historia no acaba aquí. Queda por ver algo muy importante: la respuesta de sus colegas del sector. No olviden que, cuando se produjo el escándalo de Kate Moss con la cocaína, la primera reacción fue la rescisión de su contrato por parte de varias firmas y luego, con mucho apoyo de modelos y diseñadores de por medio, se produjo un efecto boomerang que supuso que en los años siguientes la británcia acaparara casi toda la publicidad de moda. Claro, que ella no había hecho apología del Holocausto... El tema es ahora más peliagudo. Las únicas que se han pronunciado hasta el momento son la periodistas especializadas Hilary Alexander y Suzy Menkes. "Este es un momento de su vida en el que necesia el apoyo y el cariño de la industria por la que ha dado su vida", arenga la primera desde el diario británico Telegraph. Desde el New York Times, Menkes habla de las presiones a las que están sometidos los grandes diseñadores, que a menudo acaban en adicción a las drogas.
Ahora le toca mover ficha precisamente a Kate Moss, quien el día anterior al altercado anunció que John Galliano diseñaría su vestido de novia. Que decida seguir adelante o no con su elección será crucial para la carrera de éste. Además, para recurrir su despido y quizá para subrayar paralelismos, parece que el gibralatareño ha contratado al mismo abogado que tanto ayudó a la top en su momento.