2018 lo cerramos con un descubrimiento 'royal'. Aunque su vinculación con la corona fuese tangencial, la mayoría de edad de Carla Vigo nos permitió conocer a un miembro del entorno Zarzuela que se las prometía diferente. Y así fue. La hija de la difunta Érika Ortiz, y por ende, sobrina de Letizia, se reivindicaba a sí misma como una "persona normal".

El primer imput que tuvimos de ella fue que renegaba del estereotipo de "princesa delicada" en el que algunos medios la intentaron colocar cuando cumplió 18 años. Y gracias a las benditas redes sociales, donde demostró que se ríe (mucho) de su posición plantándose el nick de @reinadelentejuelas en Instagram, fuimos descifrándola.

Hace ya tres años que inició su sueño de ser actriz, terreno en el que ya ha hecho sus pinitos. Pero si en algo se ha centrado últimamente es en la danza, una afición que ha convertido en su leit motiv. "La vida es más bonita si la bailas" es su lema. Y en estos momentos forma parte de la #SmileCrewCompany, una compañía formada por jóvenes talentos "con mucha energía, ganas de aprender, de crecer y de crear".

Al bichear su actividad virtual previa a ser conocida, fuimos conociendo a una Carla Vigo muy vinculada a lo cultural. Es fan de Brays Efe, le chiflan las frases que hacen reflexionar y siempre le viene bien un plan de peli de terror. Pero si de algo se volvió adicta fue de 'Carmen y Lola', la peli de Arantxa Echebarría sobre el primer amor entre dos gitanas que se llevó todos los premios en los Goya de 2019.

A través de su apoyo a esta cinta independiente, la sobrina de los reyes de España utilizó sus redes para mostrar su apoyo al colectivo LGTBI+. Prácticamente no había tuit en el que no reivindicase los derechos de esta minoría, denunciase desigualdades o colocase la bandera multicolor. Y hace unos días, estas ansias por visibilizar fueron a más cuando contó a través de sus stories que es bisexual.

El hecho de que Carla Vigo sea de las primeras personas cercanas a la familia real actual en hablar abiertamente de su orientación sexual significa mucho. Primero, porque es un altavoz más a la causa. Y segundo, porque por fin contamos con alguien del entorno de Felipe y Letizia que se manifiesta por estas injusticias que ahora sabemos que también le afectan a ella.

Su otra lucha contra la que batallar es el patriarcado. Desde la última ola feminista, no ha habido 8 de marzo en el que la hija de Érika Ortiz y Antonio Vigo no haya salido a las calles vestida de violeta. Su implicación es prácticamente diaria. Solo hay que ver sus últimos stories de Instagram, donde defiende que "si el feminismo no incomoda al sistema patriarcal" estamos hablando de "marketing".