La muerte de la periodista y fotógrafa Olatz Vázquez a los 27 años a causa de un cáncer gástrico con metástasis abdominal ha convertido Twitter en un lugar de desahogo para otras muchas personas que han pasado por lo mismo que ella. La joven comunicadora llevaba un año tratando de hacer frente a esta dura enfermedad que le diagnosticaron con meses de retraso por culpa del colapso sanitario provocado por la crisis del coronavirus. Y su caso, del que nos hizo partícipes durante todo el proceso, ha animado a contar su experiencia a rostros populares como Sonia Ferrer, que ha narrado lo que le sucedió cuando, con quince años, le detectaron un tumor de hueso en la columna que casi acaba con sus piernas.
A través de un aplaudido hilo en redes sociales, la presentadora ha contado cómo "una supuesta eminencia en traumatología" le habló a su madre de "un dolor imaginario" cuando acudió a su primera consulta. A pesar de que el cáncer le estaba "estrangulando la médula", su primer diagnóstico fue, según su testimonio, que "solo quería llamar la atención". Hasta que los dolores pasaron a ser diarios.
"Caía al suelo y convulsionaba con unos dolores inhumanos. Intentando calmarlos, me pinchaba Nolotil a diario y tomaba todo lo que llegaba a mis manos", ha confesado. Con los días, su orina comenzó a ir acompañada de sangre. Pero estos síntomas no eran suficientes para esforzarse con dar con el problema real. Un año después, "un 'gran' urólogo insinuó" que, al vivir sola en el extranjero, "a saber con quién me habría acostado y qué infección podría haber pillado (vivía sola, sí, pero seguía siendo virgen aunque nadie parecía creerme)".
Tres años pasó Sonia en estas circunstancias, con un dolor en las muelas insoportable que le hacía llegar a urgencias "rompiendo la ropa con los dientes, llorando y gritando". También con un problema en el pie izquierdo. Hasta que finalmente se topó con el doctor Frederic Font Vila y descubrió que tenía "lo que tenía", que ese calvario no era fruto de una invención adolescente.
"Con casi 18 años ya el tumor era demasiado grande para que el riesgo de tocar la médula al quitarlo no fuese casi inevitable", ha contado Ferrer en su Twitter. Y aunque por suerte todo "acabó bien" ("aquí estoy, caminando y bien"), pudo no haber sido así. "Nunca, ninguno, supo decir 'no sé lo que te pasa'. ¿Tan difícil es?", se ha preguntado. "No sé bien qué me ha llevado a compartir esto, supongo que la historia de Olatz me ha tocado", ha reflexionado.
Son miles los comentarios que Sonia Ferrer ha recibido en las últimas 24 horas a través de esta denuncia pública donde habla de supuestas negligencias. A algunos ha contestado, como al de nuestra compañera Amalia Enríquez, a quien ha asegurado que algunos profesionales médicos "prefieren inventar antes que reconocer que no llegan a todo, importándoles muy poco las consecuencias". "No cuestiono la calidad de los médicos -ha dejado claro- pero su necesidad de dar un diagnóstico alargó mucho mi sufrimiento y casi acaba con mis piernas".