Scarlett Johanson es a Marilyn Monroe lo que Natalie Portman a Natalie Wood. Como en Divinity sabemos que los mitos no mueren y que, aunque lo hagan, rapidito nos encargamos de resucitarlos, hemos rebuscado en los archivos de la prestigiosa American Film Institute las 25 actrices más importantes de todos los tiempos y las hemos comparado con sus alter egos modernos en la gran pantalla. La mayoría estarán en la alfombra roja del Teatro Kodak el domingo, ya sea como nominadas o como invitadas. ¿Conclusión? Necesitamos a los mitos. Aquí tienes unos cuántos...
Si Hepburn (1929) será siempre 'Sabrina', Tatou (1976) no podrá dejar de recordarnos a 'Amelie' (filme por el que fue nominada al Oscar y cuya banda sonora está impresa a fuego en el imaginario colectivo). 'Desayuno con diamantes ' y 'My Fair Lady' acabaron por convertir a la primera Audrey, a la britanico-belga, en un icono del Hollywood de los 60, que comenzaba a preferir la elegancia natural a la sobre-sofisticación. Ambas comparten además el aire europeo que América ama y la sonrisa dulce ante la que cualquiera quedaría postrado. La imagen icónica del cigarro cubre las paredes de medio planeta.
Marilyn Monroe (sexta) da el testigo a Scarlett Johanson
La tentación rubia tiene algo de explosión y ternura, de antesala de peligro y necesidad de protección. Otra joven de pelo claro irrumpió más de 30 años después de su muerte hecha apenas una adolescente que 'susurraba a los caballos' y ya desde el primer momento estuvo claro: Scarlett Johanson (1984) heredó la turgencia de Marilyn. Una especie de propensión a la curva antes de que se desmande, el punto justo de carnalidad que mejor define la palabra sexy. Cuando se pinta los labios de rojo ya es un escándalo. Su nombre se oyó como posible prota de la peli 'Mi semana con Marilyn', papel que fue al final a parar a Michelle Williams, nominada este año al Oscar por el filme.
Les une en Hollywood la mirada de niña buena que en cualquier momento puede sacar su arista más salvaje. Pero no solo eso. La californiana de origen ruso Natalia Nikolayevna Zajarenko (1938), Natalie Wood a lo largo de una carrera en la que fue nominada al Oscar tres veces, también fue una estrella infantil con éxito que supo firmar en la madurez títulos legendarios, como 'Rebelde sin causa' o 'Esplendor en la hierba'. Portman (1981), el israelí Hershlag es su verdadero apellido, comenzó bordando papeles de jovenzuela como el de la Reina Amidala en Star Wars para acabar exprimiendo su potencial oscuro con títulos como 'Cisne negro', que le dio la estatuilla en la pasada edición.
Marlene Dietrich (novena) y Meril Streep
No es casualidad que Steep (1949) haya bordado el papel de la Tatcher en 'La dama de hierro', por la que estará en la gala este año, ya que lleva toda su carrera marcando hitos interpretativos (dos estatuillas y 17 nominaciones lo atestiguan). En esta ocasión ha clavado una actuación rotunda, aunque con el suficiente resquicio sensible como para resultar creíble. Muy al estilo de otra grande como Dietrich (1901-1992), potentísima en filmes como 'Expresso de Shangai' o 'Sed de mal' y dual en su mezcla de dureza y sensibilidad. Marlene, quien aseguró sus 'piernas perfectas' por un millón de dólares, vio además alimentado su lado enigmático con un supuesto romance de juventud con la Garbo (cuarta).
El fuerte carácter que imprime la forma de su nariz les une a través de las décadas. Seis veces antes de su papel en 'Albert Nobbs' ha estado nominada Close (1947) y seis veces se lo han llevado otras, de ahí que la chica de 'Amistades Peligrosas' y 'Atracción fatal' haya redoblado esfuerzos vistiéndose de súper serio mayordomo para ver si inclina por fin la balanza hacia su lado. Garbo (1905), por su parte, tampoco era conocida precisamente por sus muestras públicas de alegría, hasta el punto de ser apodada 'la mujer que nunca ríe' por los períodicos, los mismos que insinuaron a menudo sus relaciones amorosas con la actriz Dolores del Río y de la escritora Mercedes de Acosta.
Amigas desde el musical 'Nine', Penélope (1974) y Loren (1934) comparten un lazo indisoluble para el gran público: son el paradigma por excelencia de la belleza racial latina. Hollywood las ha acogido por su sensualidad (el escote de Loren es un mito en sí mismo) y su talento, y ha premiado a ambas con estatuillas: dos a Sofía (uno Honorífico) y uno a Penélope, al menos de momento, porque la de Alcobendas promete volver fuerte después de dar a luz a Leo Bardem.
Pon una pelirroja en tu vida. Rita (1918), más conocida como Gilda, y Nicole (1967) tienen en común una tez de porcelana y un color cobrizo que les convierte en claros exponentes de la fragilidad femenina decimonónica. Cierto deje etéreo redondea el conjunto. Margarita Carmen Cansino (1917), hija de sevillano y neoyorquina, tuvo en el primero de sus cinco maridos, Edward Judson, a su mejor catapulta al estrellato, algo que no le queda lejos a la oscarizada australiana Kidman, que vio subir como la espuma su caché tras casarse con Tom Cruise.