Tania Llasera pasaba este martes por quirófano después de estar meses sangrando de "manera bestial". En su cuenta de Instagram, la presentadora explicaba este miércoles detalladamente su situación para mandar un mensaje de apoyo a aquellas personas que pueden estar atravesando un momento similar al suyo. Junto a una fotografía en la que aparece reposando en la cama del hospital y sin perder su icónica sonrisa, la bilbaína explicaba que le han tenido que extirpar dos pólipos de su útero.

En primer lugar, iniciaba el comunicado recordando que su cuerpo “ha alumbrado dos seres vivos”, los ha dado de mamar y siempre estará para abrazar a los suyos. Pero de algún modo, Llasera ha vuelto a sentir su cuerpo como suyo después de la operación: “Las que habéis llevado un embarazo sabéis que tu cuerpo deja de ser solamente tuyo. Y durante la primera fase de crianza, en el túnel de la entrega total, es de todos”.

La periodista asumía que durante un tiempo estuvo descuidándose por “ignorancia y miedo”. Pero después de estar unos meses “sangrando de manera bestial”, decidió poner fin su problema con ayuda de una ginecóloga que le ayudó a entender a la perfección lo que estaba sucediendo. “Ella me absorbió dos pólipos bastantes grandes que tenía en el útero y me metió, aprovechando la anestesia, un DIO hormonal llamado Kyleena”, se puso en la misma intervención este dispositivo intrauterino.

Ahora, dos días después de salir de la sala de operaciones, Llasera ha admitido que su estado actual no es tan bueno como desearía. “El día de la operación estaba mejor de lo que esperaba. Hoy estoy peor de lo que esperaba”, se ha sincerado la escritora, que hacía saber a los suyos que todo esto “entra dentro de lo ‘normal”. Además, con el fin de evitar generar cualquier tipo de alarma, ha mandado un mensaje de calma aclarando que, dentro de lo que cabe, está “bien, pero tierna, en cama reposando”.

Tania se sintió “llena de poder” tras salir de la sala de operaciones porque no volvería a ser “una mujer sangrante durante 20 días al mes”. “Mi cuerpo vuelve a ser mío y nada me puede parar”, está muy orgullosa de haber tomado esta decisión. Sirviéndose de su propio caso como ejemplo, quiso recordar a las mujeres la importancia de los controles rutinarios para prevenir dolencias de este tipo. “No estamos obligadas a estar incómodas por ser mujeres. La ingeniería femenina es tan importante cuando se usa para la reproducción como cuando no”, concluía a modo de reflexión.

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