Mientras Woody Allen continúa pensando en un personaje que ofrecerle a Michelle Obama, Coco ha tenido una epifanía como Virginia Woolf. En su empeño por ser una actriz famosa, perra, pero actriz al fin y al cabo, ha encontrado un detalle con el que no contaba. Cuando se convierta en un personaje popular algunos periodistas comenzarán a interesarse por su vida privada. Ella dice que no tiene nada de lo que arrepentirse pero que teme que salgan a la palestra un par de perros canallas que la dejaron con el corazón roto. Uno de ellos fue un pastor alemán, que por cierto hablaba un castellano perfecto, al que conoció un verano en Benidorm en una de esas clases de aerobic que se dan dentro de las piscinas de los hoteles. El otro no recuerda qué raza era, fue una noche loca, pero nunca olvidará esos ladridos aterciopelados que la cautivaron.
Y hablando de periodistas, hoy Coco y Leo quieren presentaros el zoo que Marisa Martín Blázquez tiene en su residencia de Madrid. La colaboradora, que está casada con el también periodista Antonio Montero, tiene en casa unos inquilinos un tanto especiales que hacen que su vida doméstica y familiar sea mucho más divertida y agradable. Marisa es una de las mujeres con más clase y estilo de la televisión y nos tiene acostumbrados a ir siempre con unos estilismos muy bien seleccionados pero también tiene otra faceta menos conocida que tiene que ver con su lado más hogareño y su pasión por los animales. La periodista y su familia conviven en casa con perros, gatos... ¡y gallinas!
Naia ha sido la última en incorporarse a la familia, es una cachorrita de gran danés que tiene sólo dos meses. Ahora mismo es la que más cuidados necesita y acapara la atención de todos. Hada es una labrador y, por como me ha hablado Marisa de ella, yo me atrevería a decir que es su favorita, pero esto no se lo digáis al resto que luego pasa como con Coco y Leo y acaban discutiendo.
Dora es una gatita juguetona y traviesa que lleva ocho años con ellos. "Sabe más que el hambre", dice Marisa mientras recuerda alguna de las trastadas que les ha hecho. Rossi es otra de las gatitas de la casa y hace algún tiempo perdió a su hermano gemelo, se llamaba Valentino. "El nombre lo eligieron mis hijos, cosas de niños...". Además de todos estos inquilinos, Marisa y Antonio tienen un corral con gallinas.
Estoy seguro de que si hay unas fotografías cotizadas en el mundo de la prensa esas son las de Marisa recogiendo los huevos de las gallinas para hacer una tortilla. Aunque, sabiendo de sobra cómo es, puedo decir que hasta en esa situación ella estaría impecable. ¡Eso sí que es ser Divinity!