Dentro de unas décadas, echaremos la vista atrás y pensaremos en quiénes han sido los iconos de moda de los últimos 50 años y habrá un nombre que citaremos seguro: Kate Moss. Este martes la modelo demostró con el lanzamiento de su última (y final) colección con TopShop que sigue siendo capaz de congregar a cientos de periodistas, fans y compradoras como si tal cosa.
Pero ¿qué tiene la modelo para, a sus 36 años, seguir estando donde está? Lo cierto es que, encima, lo tiene todo en su contra para mantenerse tan activa y adorada: está en una edad en la que en su profesión casi todas están ya jubiladas; no es la más alta (mide alrededor de 1,65, poco para top model); tampoco la más guapa; ni la mejor peinada. No contenta con tener un físico más o menos normalito, la Moss también se empeña en boicotear su carrera y su imagen con novios indeseables y con pilladas muy poco afortunadas. Sin embargo, ni siquiera los escándalos han conseguido hundirla sino todo lo contrario, ¡ha duplicado sus ingresos
Todas aquellas que sufrían y pensaban que se quedaban huérfanas de Kate con esta última línea con Top Shop que no se apuren tanto. Las que tengan unos buenos ahorrilllos se pueden comprar los bolsos que ha creado, por segunda vez, con Longchamp. Además, su colaboración con Top Shop tampoco es que esté exactamente concluida: a partir de ahora trabajará con esta marca con la gama Iconic Kate, donde ‘diseñará’ unas pocas piezas cada temporada en edición limitada y con poquitos ejemplares de cada. Tiemblo sólo de pensar en la gente matándose por conseguir una sola prenda, en plan primer día de rebajas
Viendo lo visto, cada vez se entiende menos el éxito de la londinense, aunque las cosas no suceden porque sí. Desde que fuera descubierta en un aeropuerto en 1988 hasta hoy bien es cierto que Kate ha demostrado ser una trabajadora incansable. Tiene más de 800 portadas en su haber y firma contratos millonarios a cambio de darlo todo, mientras que otras como la Schiffer se jactaban de haber triunfado sin haber enseñado jamás los pezones (para luego retractarse, claro).
Además, si hay algo que la ha convertido en icono para miles de mujeres en todo el mundo es su capacidad de transformarse en todo aquello que la marca o el fotógrafo le pida. Vamos, que si Bryan Ferry quiere que sea una glamourosa señora envuelta en diamantes y en sensualidad, ella lo hace. Lo mismo que si le toca ser una chica joven y urbana para Top Shop. También tiene a su favor esa imperfección de la que hace gala tan a menudo, algo que la humaniza. Al fin y al cabo, quién no ha tenido un novio problemático que te ha hecho pasar un infierno, y quién no ha salido de casa hecha unos zorros... Lo que le fascina a la gente, hombres y mujeres, es que después sea capaz de transformarse en la mujer más bella del mundo. Así, no es de extrañar que tanta gente se muera por llevar una prenda que puede que haya diseñado, inspirado o modelado por Kate Moss.
Yo morir no, pero sí que tiraría de más de algún pelo para hacerme con esta capa de plumas, eso seguro.