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¿Por qué los Príncipes no se besan en público?

divinity.es 12/08/2010 09:04

Lo del 'pico' de Felipe y Letizia nos ha parecido bastante triste, aunque no tanto por lo descafeinado del gesto -cada uno se besa como le da la gana-. Lo que nos llama la atención es que la revista Hola haya pagado 45.000 euros por difundir esa escena. Una cifra que se justifica por ser la única foto en la que los labios de ambos se encuentran, así de fuerte. Anteriormente sólo habíamos visto a Felipe besar la mejilla de su mujer el día de su boda -hace ya seis largos años-.

¿La sangre azul enfría los ánimos o es que los que manejan la imagen que han de dar los príncipes les parece obsceno que se besen en público? Seguramente se trata de lo segundo. A veces se olvida que según se dice un rey lo es por voluntad divina. Es importante tener eso en cuenta. Por mucho que se hable de los gestos de espontaneidad de los monarcas de todo el mundo los que controlan el protocolo andan con pies de plomo. Cierto acercamiento a los mortales puede ser tolerable, pero de ahí a parecer un fulano cualquiera hay una gran diferencia.

Por muy constitucional que sea una monarquía a sus miembros se les intenta dar un aura algo sobrenatural. Por eso apenas hay fotos de reyes o príncipes haciendo algo tan normal como darse en público un beso en condiciones. Hacemos aquí un repaso a algunas fotos que nos ponen sobre la pista del cuidado que ponen los de la sangre azul a la hora de chocar sus labios.

Vale que uno bese la bandera una y otra vez como si terminase de hacer la mili cada semana, pero que la frecuencia con la que vemos esa imagen sea inversamente proporcional a la de ver a Felipe besando a Letizia nos parece una auténtica excentricidad. Lo que estaba bien en el siglo XIX puede no tener ningún sentido hoy.

El beso que el Rey le daba a la Reina al nacer su nieta Leonor nos pone sobre la pista de que lo de evitar besarse efusivamente en público es una costumbre familiar. Al igual que sucede en el caso de Felipe y Letizia no hemos encontrado ninguna foto de un beso apasionado de los reyes.

El príncipe Eduardo de Ligne de Bélgica besaba así a su mujer, la actriz italiana Isabella Orsini. Esos labios apretados y y la postura difícil de no estar frente a frente son tan teatrales que parece que no sólo ella se dedica a la interpretación. Cuando besarse es más una actuación que algo natural es mejor ahorrarse el numerito. Y es que lo de pertenecer a la realeza parece que lleva implícito representar eternamente un papel.

Un beso como el del príncipe Haakon de Noruega y la lacaya Mette Marit parece tener efectos sorprendentes. Pues como si se tratase de un sortilegio ese roce de labios logra que una chica corriente se transforme en princesa. Hay algo de cuento de los de toda la vida en esa foto. Ella le pone calidez al momento acariciando con su mano a Haakon.

No es que los Obama se pongan a darse el lote en público con frecuencia, pero desde luego son mucho más espontáneos que los que llevan una corona en sus cabezas (o aspiran a llevarla). La presente foto, realizada cuando Barack aún se encontraba en campaña para convertirse en presidente, es un icono histórico que forma parte del imaginario colectivo. ¿Será que el amor incontenido es cosa de repúblicas?

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