Lady Gaga vuelve a protagonizar una portada: la de la edición estadounidense de Rolling Stone que se acaba de poner a la venta. La foto está realizada por Terry Richardson, uno de los fotógrafos de moda más geniales, transgresores y polémicos. De hecho, una de las últimas veces que supimos de él fue en marzo, cuando una modelo le acusó de acosar y manipular a las chicas que pasan por su objetivo (aunque otras salieron a defenderle).
Para entender a Richardson hay que saber que aunque trabaja desde hace años para las principales revistas de tendencias también cultiva para si mismo la fotografía con un estilo claramente amateur. Algo que podemos comprobar visitando su propio blog en Tumblr, el cual alimenta a diario compulsivamente. Recomendamos seguirle en Twitter para estar atentos a su trabajo más personal.
Ese estilo de aficionado se deja notar en su manejo de la luz, siempre directa y dura, que proyecta con un único flash acoplado a su cámara, sin recurrir a complejos sistemas de iluminación. Y es que Richardson es un maestro de los flashazos más agresivos, que desde hace tiempo se usan bastante en moda.
Con esa luz se consigue darle a las tomas ese estilo tan propio de las instantáneas que cualquiera puede hacer en una fiesta a las cuatro de la mañana. Para comprobar su forma de trabajo no hay más que ver los vídeos en los que podemos observar la sencillez con la que fotografía a Britney Spears, Ben Stiller, o a Lindsay Lohan. Tampoco está demás echar un vistazo a las fotos sobre cómo realizó el polémico calendario Pirelli del presente año.
El trabajo que acaba de realizar para Rolling Stone tiene su morbo, pues que sepamos es la primera vez que el fotógrafo y la retratada se encuentran. El resultado es bastante interesante pues Richardson vuelve a utilizar su directa y sencilla forma de trabajar frente a una Lady Gaga desnuda, otra vez, y tan artificial como siempre. La connotación erótica de la imagen es bastante potente. A pesar de las plataformas, de las ametralladoras y de la vestimenta fetichista Gaga aparece luciendo curvas, labios muy rojos y una piel lubricada para la ocasión, como si se tratase de una muñeca hinchable.
Dudamos que haya utilizado Photoshop en la posproducción, de hecho Richardson es famoso entre muchos aficionados porque no recurre al programa y suele incluso trabajar con una sencilla cámara Yashica de carrete. Ese aire de muñeca de plástico debemos buscarlo más bien en que ella tiene 24 años y se le ha practicado una estupenda sesión de maquillaje corpora.El potente destello del flash también ha colaborado para obtener ese resultado.
Nos llama la atención que Katy Perry en su último videoclip ya jugaba a convertir sus pechos en cañones. No sabemos si Richardson ha querido hacer adrede con esas ametralladoras una ironía del punto macarra de Gaga frente al apastelado aspecto de Katy, pero no nos extrañaría. En cualquier caso nos encanta esa recién inaugurada tendencia de homenajear a Afrodita, la novia de Mazinger Z, y su famoso grito de guerra: ¡pechos fuera!
En definitiva, a pesar de la avalancha de portadas protagonizadas por la Lady nos parece que esta marcará una época. Por lo que si te haces con un ejemplar te recomendamos que lo guardes. Seguro que dentro de muchos años, cuando lo vuelvas a ver, te parecerá alucinante el cocktail Gaga & Richardson y recordarás de repente este verano.