Vuvuzelas que rompen tímpanos, un montón de misteriosas maletas, un entrenador muy escandaloso, una niña que juega al escondite con los fotógrafos y una duquesa chupando cámara son algunas de las fotos clave que nos deja la semana. No nos resistimos a dar unos cuantos apuntes sobre ellas.
En esa foto el príncipe William no se encuentra en Sudáfrica disfrutando del Mundial. Está en Botswana, un poco más al norte. Ese niño negro rompiéndole los tímpanos a su blanquísima alteza parece una metáfora de esa África que, vuvuzela en mano, nos recuerda que en Europa somos unos maniáticos. Pues nos molesta su jolgorio incluso aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Que en la imagen sólo sepamos la raza del niño por el color de sus manos acrecienta el poder simbólico de una escena con muchos decibelios de dulce venganza. Tócala otra vez, Sam.
Tom Cruise y Cameron Díaz no acaban de estrenar una película de ciencia ficción, aunque los que vean esa foto fuera de España puedan pensar eso por la presencia de esa señora con rizos alocados. Si miramos un par de veces la imagen reparamos que ambos actores parecen apretar un poco más de la cuenta sus mandíbulas al sonreír. Alguien parece haberles advertido en el photocall que esa dama tan extraña es muy, muy importante. Pero ellos notan que algo no termina de encajar. Tranquilos, chicos, os comprendemos.
Esa chica que se oculta detrás de su novio es Miley Cyrus. Da malas vibraciones esa imagen, pues no sabemos si la cantante ha montado ese numerito de esconderse, después de exhibirse por medio mundo, para imitar a estrellas tan pasadas de rosca como Britney Spears. Sea como sea la chica ya tiene una foto más de celebrity perseguida por los gigantescos teleobjetivos de los paparazzis. Esa sonrisa dice mucho.
En esa foto falta la propietaria de todas esas maletas y Kevin Costner. No estamos desvariando. Ese equipaje pertenece a Whitney Houston. La protagonista de El Guardaespaldas acababa de llegar a Manchester para hacer unos bolos. No queremos pensar cuantos días habrá estado metiendo cepillos de dientes y ropa interior en todos esos bultos. Esperemos que no se le haya olvidado nada. Una forma perfecta de protagonizar una imagen sin aparecer en ella.
Tenemos malas noticias para el amor propio de Ronaldo. Maradona, con menos centímetros y unos cuantos kilos más, está siendo el tipo más perseguido por los fotógrafos en el presente Mundial. Desde que el entrenador de Argentina ha aceptado quitarse el chándal y ponerse un traje está completamente desatado. De esa toma, disparada a ras del suelo, nos llama la atención que uno de sus pies esté ligeramente levantado por encima del césped. Una postura que parece querernos decir que el lobo siempre mira al monte. Cualquier día de estos le vemos saltar, como un espontáneo, al campo para intentar meter esos goles que pide con tanto frenesí.