Carlos de Inglaterra y Camila Parker aparecieron hace unos días en numerosas fotos visitando una feria de alimentación y productos agrícolas en Gran Bretaña. El colmo del aburrimiento, vamos. Pero si observamos con detenimiento algunas de las imágenes vemos que tienen interés como símbolo del agotamiento que nos producen ciertos reportajes.
En ellas aparece una Inglaterra feliz en la que el eterno heredero al trono de la Corona y su señora se pasean con aire taciturno. Sin embargo, basta con estar mínimamente atento a la actualidad estos días para descubrir que ese mundo que reflejan es tan real como Disneylandia. El recién elegido primer ministro británico, David Cameron, anunciaba que impondrá recortes dramáticos en la economía del país, bastante maltrecha.
Ante ese panorama catastrófico lo que nos muestra el reportaje parece una suerte de tramoya del ‘reality’ que protagoniza desde hace tiempo el teórico sucesor de Isabel II. Veamos un par de ejemplos.
En la foto que reproducimos sobre estas líneas Camila aparece sonriente por la expectación que despierta entre el público, que le hace fotos como si su imagen fuese un trofeo digno de guardar en el álbum familiar. Sin embargo, es evidente que ese pequeño baño de popularidad es cosa de un puñado de melancólicos jubilados.
En esta otra foto sorprende la estática figura de Carlos, cuya mirada tiene cierto aire perdido, frente a la amazona. Llama la atención la pose del Príncipe con las manos a la espalda y vestido con traje sobre el césped. Una actitud parasitaria que no sabemos si achacarla a la incompetencia o al derrotismo de los responsables de su imagen pública.
Ante semejante espectáculo cabe preguntarse hasta cuándo veremos fotos como éstas. Europa está cansada de una crisis que parece no tener fin y que no afecta ni de lejos a los poderosos. Algo que puede provocar que cierta prensa le dé la espalda a exhibiciones como la que representan estas imágenes, que desatan iras y no simpatía hacia los retratados. De hecho, a estas alturas un reportaje como ése no tiene otro destino que el de ser mirado con lupa por los editores gráficos de la prensa amarilla británica, siempre a la caza de un descuido fatal.
Hola nos deja KO
Una portada como la del último número de' Hola' no es nada rara si tenemos en cuenta la trayectoria de la publicación. Sin embargo, es bastante fácil hacer en esta ocasión una lectura siniestra. Junto a la foto de la Reina Sofía y su hijo encontramos este titular: “Reinas, príncipes y princesas en la gran fiesta de cumpleaños de Constantino de Grecia, en Londres”.
Que a la “gran fiesta” de un monarca depuesto por un país que se encuentra en bancarrota acudan la Reina y su hijo de otro país que algunos sitúan al borde de la quiebra, el nuestro, no parece precisamente una idea muy buena. Frente al gesto risueño de su madre Felipe aparece en la foto con cara de circunstancia. Un tanto para él.