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Tras las vacaciones de verano y las largas exposiciones al sol, suelen aparecer manchas en la piel que, en la mayoría de los casos, no tienen más importancia que el resultar antiestéticas.
Su aparición, que se debe a una hiper-producción de melanocitos, en muchos casos viene causada por la intensidad de las radiaciones ultravioleta, aunque los cambios hormonales y algunos medicamentos también pueden desencadenar la aparición de estos lentigos en la piel.
Gracias a los avances científicos y tecnológicos, ahora es posible tratarlas para difuminarlas e incluso hacerlas desaparecer definitivamente mediante tratamientos despigmentantes tópicos y tratamientos con aparatología.
Entre los primeros están las cremas y los peelings y entre los segundos se incluyen el láser, la crioterapia y la luz pulsada. Los primeros exigen más paciencia y constancia, los segundos son más rápidos, aunque también más costosos.
Hay que diferenciar entre los tratamientos tópicos médicos y los cosméticos. Entre los primeros, el más eficaz es el peeling químico, que está especialmente indicado si se trata de melasma (las manchas propias del embarazo). Consiste en eliminar las capas superficiales de la piel mediante una mezcla de productos exfoliantes muy potentes como el ácido tricloroacético, glicólico, láctico o salicílico.
En cuanto a la cosmética despigmentante, existen activos que en las concentraciones adecuadas están especialmente recomendados en el tratamiento de las manchas. Uno de los más eficaces es la hidroquinoa, que al tratarse de un fármaco debe ser recetado por un médico. No obstante, existen otros agentes despigmentantes que se deben buscar entre los ingredientes de las cremas antimanchas, como Niacinamida, L-Arbutina (extracto de Guayuba) o el Ácido Cítrico.
El láser, la luz pulsada y la crioterapia son procedimientos más rápidos y eficaces, pero se deben realizar en un centro, ya sea una clínica dermatológica o estética.
En lo que se refiere al láser, existen diversos tipos (Erbio-Yag, Alejandrita, Q-Switched, Fraxel Dual) y cada uno está indicado para un tipo de mancha. Por lo general se utiliza para tratar las que están aisladas y bien definidas. Tras el tratamiento, suele bastar una sesión, la mancha se convierte en una costra que desaparece en unos días.
La luz pulsada (IPL) es otro tipo de láser y se recomienda para pieles con múltiples manchas. Se trata toda la zona, pero la longitud de onda sólo actúa sobre la mancha sin afectar a los tejidos de alrededor. Requiere entre 1 y 3 sesiones de tratamiento, pero el plus añadido es que produce un rejuvenecimiento de la piel.
La crioterapia consiste en aplicar sobre la mancha hidrógeno líquido para hacer que se congelen las células de la parte de piel lesionada, de este modo se destruye el tejido afectado y la mancha desaparece.